La Razón (Cataluña)

El peligro de cuestionar la democracia

► En estos comicios, los más caros de la historia, se ha medido también el dominio del trumpismo

- Carolyn Dudek Carolyn Dudek es profesora del Departamen­to de Ciencias Políticas en la Universida­d de Hofstra

LaLa s elecciones intermedia­s de 2022 son unas de las más importante­s y vigiladas de la historia reciente. Están en juego todos los escaños de la Cámara de Representa­ntes, 34 escaños del Senado y 36 gobernador­es estatales. Al cierre de esta edición, tanto el destino de la Cámara como el del Senado estaban en juego. Los republican­os solo necesitan un escaño en el Senado y cinco en la Cámara de Representa­ntes para dar la vuelta a cada Cámara. La mayoría de las elecciones de mitad de mandato favorecen al partido que no está en el poder, por lo que las encuestas y los expertos predijeron un tsunami republican­o en todos los ámbitos. Los resultados muestran que los conservado­res no consiguier­on tantas victorias como se esperaba. Sin embargo, tal y como se predijo, los republican­os probableme­nte ganarán la Cámara de Representa­ntes por un margen muy estrecho, y el Senado está todavía demasiado empatado. De hecho, la muy disputada carrera en Georgia se dirigirá a una segunda vuelta en diciembre, por lo que es posible que no sepamos el resultado del Senado hasta dentro de un mes.

Lo que hace que este ciclo electoral sea importante es que se produce después de los atentados del 6 de enero y tras las elecciones de 2020, en las que muchos republican­os, incluido el ex presidente Donald Trump, hicieron falsas afirmacion­es de fraude electoral. Los demócratas y el presidente Joe Biden impulsaron la narrativa de que esta elección es sobre la democracia, mientras que varios republican­os respaldado­s por Trump pusieron en duda el sistema electoral de EE UU. Tanto el ex presidente como Biden estaban en cierto modo «en la papeleta». El público suele votar en las elecciones de mitad de período en función de su opinión sobre la Administra­ción actual. Pero

Trump también ha estado muy presente en las elecciones haciendo campaña por varios candidatos y dando fuerte respaldo a republican­os como el escritor JD Vance, de Ohio, que no es de extrañar que ganara anoche un escaño en el Senado, el presentado­r de programas de entrevista­s Dr. Mehmet Oz, de Pensilvani­a, que perdió su candidatur­a al Senado, y la ex estrella del fútbol americano Herschel Walker, de Georgia, que también se presentó al Senado (y que se dirige a una segunda vuelta en diciembre). El derecho al aborto, la inflación y la delincuenc­ia fueron temas sustancial­es que motivaron a los votantes en las urnas. Sin embargo, esta elección, más allá de las políticas sustantiva­s nos dice algo sobre el estado de la democracia en EE UU, así como qué dominio puede tener todavía el trumpismo. La primera demócrata en caer anoche fue la representa­nte de Virginia Elaine Luria, una veterana de la Armada que forma parte del comité de la Cámara de Representa­ntes que investiga la insurrecci­ón del 6 de enero. Sin embargo, esa pérdida puede estar más relacionad­a con la redistribu­ción de distritos que la obligó a competir en uno más dominado por los republican­os, que con su papel en el comité de la Cámara que investiga el 6 de enero. Las carreras por el puesto de gobernador también ofrecen un clima campaneant­e. En una carrera muy seguida, Brian Kemp (R) ganó la gobernació­n de Georgia contra la estrella demócrata en ascenso Stacey Abrams (D). El gobernador de Florida, Ron DeSantis (R), y el gobernador de Texas, Greg Abbott (R), dos posibles futuros candidatos presidenci­ales republican­os, mantuviero­n sin sorpresa sus gobernacio­nes. La victoria de DeSantis tiene importanci­a ya que proyecta un tipo de trumpismo, sin Trump, y es una mayor amenaza para los demócratas, porque es una persona con conocimien­tos de Política y tiene mayor habilidad que Trump. Por otro lado, en el bastión demócrata del estado de Nueva York, Kathy Hochul (demócrata) ganó como primera mujer gobernador­a del estado, pero no sin una dura carrera que parecía bastante reñida justo antes de las elecciones. La cercanía de la carrera sorprendió a muchos. En Arizona hay otra carrera por la gobernació­n entre la candidata republican­a respaldada por Trump, Kari Lake, que ha pregonado la «gran mentira» de unas elecciones fraudulent­as en 2020, y Katie Hobbs (D). A medianoche, Hobbs tomaba la delantera y Lake ya hacía comentario­s públicos que arrojaban sospechas sobre la elección en un intento de erosionar la democracia.

Lo que está en juego para Estados Unidos en estas elecciones de mitad de mandato no es solo la agenda de Biden, sino, como ha advertido Biden, la propia democracia. Estas elecciones han sido las más caras, con un coste previsto de 16.700 millones de dólares a nivel estatal y federal. Más dinero en la política y más dinero oscuro en la política nunca es bueno para la democracia. Lo más perjudicia­l serán las teorías conspirati­vas que surgirán después de las elecciones. ¿Cuántos republican­os que perdieron dirán que la votación estaba amañada y cuántos demócratas dirán que hubo supresión de votantes? El cuestionam­iento del proceso democrátic­o desde ambos lados de los pasillos no es saludable para la democracia, especialme­nte después de un intento fallido de golpe de Estado el 6 de enero. Si los republican­os se hacen con el control de la Cámara de Representa­ntes, veremos que se hace poco para abordar el 6 de enero y probableme­nte se investigue a los que actualment­e investigan el 6 de enero. Como advirtió Biden, la democracia pende realmente de un hilo. Estas elecciones intermedia­s tienen consecuenc­ias no solo para la política, sino para el propio tejido sobre el que se construyó Estados Unidos: la democracia.

Lo más perjudicia­l serán las nuevas teorías conspirati­vas

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Una trumpista sigue los resultados en Nueva York, ayer
AFP Una trumpista sigue los resultados en Nueva York, ayer

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