La decadencia del Atlético
► Ya ha perdido siete partidos en toda la temporada, tres de los últimos cinco
«Ahora mismo, toca tragar mierda, ganar el partido de Copa y volver del parón del Mundial con las pilas cargadas», decía Reguilón después de la derrota contra el Mallorca, la tercera del Atlético en los últimos cinco partidos. La sexta en los últimos catorce.
Demasiadas derrotas para un equipo que se considera –por historia, por calidad y por presupuesto– el tercero de España. Ocho victorias, cinco empates y siete derrotas es el balance total entre Liga y Liga de Campeones. Suficiente para quedarse fuera de todas las competiciones europeas y para quedarse sin opciones para ganar la Liga antes de que comience el Mundial.
Está a trece puntos del Barcelona, que es líder. Y fuera de los puestos de Liga de Campeones. El Atlético es un equipo en decadencia, que intenta recuperar la memoria de lo que fue.
«Nos ha faltado contundencia y estamos cometiendo errores defensivos que nos ponen los partidos muy cuesta arriba. El hecho de tener que cambiar un resultado adverso nos genera complicaciones», reconocía Simeone después de perder en Mallorca.
El rival ha marcado antes en nueve partidos y en ninguno de ellos ha conseguido remontar de manera completa. Dos empates, contra el Espanyol y contra el Bayer Leverkusen, es lo máximo que ha conseguido. Unos datos que hablan de que el Atlético no sólo ha perdido su fortaleza defensiva sino también su fortaleza mental. No es capaz de sobreponerse a los golpes y los rivales sólo necesitan golpear una vez para desarmarlo.
Ofensivamente sus argumentos tampoco son demasiado poderosos. Morata y Griezmann se han convertido en la pareja de
«Ahora toca tragar mierda, ganar en la Copa y volver con las pilas cargadas», dice Reguilón
ataque más habitual, pero no han conseguido solucionar las dificultades del Atlético para marcar. Sólo en el primer partido de Liga contra el Getafe (0-3) y en el Metropolitano contra el Celta (4-1) ha conseguido marcar más de dos goles.
Lo bueno, para Simeone, es que no ve un equipo desanimado. «No vi nunca un equipo entregado, que no quiso ir a por el partido, eso es lo que me da fuerza. Vimos cosas mucho mejores a las que vimos anteriormente», asegura.