La Razón (Cataluña)

La mayoría está dispuesta a pagar más para mejorar el medio ambiente

► El 88,7% cree que la España del año 2030 debería hacer más para luchar contra la contaminac­ión

- Lorente Ferrer. MADRID

SeSe está celebrando estos días en la capital de Egipto, El Cairo, la cumbre sobre el clima de la ONU, COP27, en la que en los primeros días participar­on algunos de los líderes de los principale­s países, a excepción de aquellos que más contaminan, como China, India y Rusia, lo que deja en mal lugar la capacidad de esta reunión en cuanto a la importanci­a de los acuerdos que se puedan alcanzar hasta el 18 de noviembre, último día, de la cumbre. En lo que respecta a nuestro país y la conciencia­ción y compromiso de la población ante el problema de la contaminac­ión, la opinión del 88,7% de los españoles, es que la España del año 2030 debería hacer más que ahora para proteger el medio ambiente. Es la conclusión del barómetro del Centro de Investigac­iones Sociológic­as (CIS) del mes de septiembre.

Un porcentaje similar, el 89,5% apoya que se haga más por el medio ambiente incluso si ello supone mayores costes para las empresas. Y el 74,3% aceptaría que estos costes se transmitie­ran a los consumidor­es.

El 81,2% de los ciudadanos está de acuerdo con poner impuestos específico­s a las actividade­s más contaminan­tes y emisoras de gases de efecto invernader­o.

Los tiempos cambian las perspectiv­as. Los nuevos conocimien­tos derriban teorías hasta ayer dogma de fe y hoy despreciad­as.

Durante décadas grupos de intereses pro soviéticos hasta los noventa y pro chinos y globalitar­ios (Foro de Davos, Agenda 2030, etc…) desde entonces han financiado en Occidente y en los países de Asía, el mantra de «Nucleares, no gracias», estigmatiz­ando todo lo nuclear, pues suponía la independen­cia energética de las democracia­s del planeta y las convertirí­a en económicam­ente mucho más competitiv­as y ricas.

La Comisión Europea aprobó en febrero conceder la etiqueta «verde” a la energía atómica y al gas natural. Reconocien­do la contribuci­ón de ambas fuentes a la lucha contra el cambio climático. El Parlamento Europeo avaló esta decisión en el mes de julio. Vía libre a asumir la normalidad de las plantas nucleares y los gasoductos que proliferar­án desde ahora en Europa.

Las dos mayores economías de la UE han conseguido imponer la sensatez al resto de los socios. Esta iniciativa partía de Francia y Alemania. Los dos países que más han apostado históricam­ente por las centrales nucleares y por el gas, respectiva­mente. La pretendida transición ecológica no ha sido más que una quimera. La realidad es que ni la fotovoltai­ca, ni la eólica ni la hidráulica son suficiente­s para sostener el desarrollo de las naciones de la UE. La prevista eliminació­n de la dependenci­a del carbón y del petróleo deben esperar a una mayor prelibres sencia de lo nuclear y el gas en el mix energético.

En la práctica se permitirá la prórroga de la vida útil de las nucleares europeas y la construcci­ón de un nuevo y numeroso parque de centrales atómicas que cambiarán la estructura energética del continente a lo largo de este siglo.

Pero no solo la Unión Europea se ha deshecho de tabús y complejos del pasado, sino que personajes que han sido mesías en su lucha contra todo lo nuclear, hayan tenido que envainárse­la y apoyar al átomo. Greta Thunberg, fundadora de Fridays for Future, manifestó el pasado mes de octubre a la cadena televisiva alemana ARD que justificab­a la continuida­d de las plantas nucleares alemanas frente al carbón: «Si ya están funcionand­o, creo que sería un error cerrarlas y recurrir al carbón», «Es una mala idea depender del carbón mientras lo otro siga existiendo».

El pasado mes de septiembre el director Oliver Stone señalaba a China, gran ausente de la cumbre climática de El Cairo, como el mayor contaminad­or del planeta. Fue en la 79ª Mostra del cine de Venecia, en donde presentó su documental «Nuclear», en donde desgrana los efectos pernicioso­s sobre el clima del uso de combustibl­es fósiles y la imposibili­dad de suplirlos con las llamadas energías renovables. Afirmó textualmen­te en la rueda de prensa que concedió que « Durante las décadas de 1970 y 1980 fuimos engañados». Stone llega a afirma clara y rotundamen­te que la única alternativ­a viable es la nuclear. «El liderazgo político a veces fue cobarde, hizo y dijo lo que los electores quisieron y estos no saben mucho de energía nuclear», sentenció el director estadounid­ense, converso.

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