Contra los maltratadores de mujeres, el ojo por ojo
► S. A. Lelchuck inventa un personaje vengador y, salvo por algún intento pedagógico, consigue una obra divertida y con una enorme carga de violencia
heroína como Nikki Griffin, protagonista de «Sálvame de los hombres violentos», parece salida de una fantasía masculina de los años 70. «Pravda» fue el modelo de la mujer agresiva montada en una potente moto dibujada por Guy Peellaer que luchaba contra el patriarcado. Como Octobriana, a horcajadas en un pterodáctilo, luchaba contra la URSS. Ambas precedieron a psicópatas modeladas como amazonas hiperagresivas por la CIA o el KGB como «Nikita» (1990), «Atómica» (2017) o «Anna» (2019), cuya violencia en nada tienen que envidiar a la de Jack Reacher y John Wick.
La que encarna Lisbeth Salander remodelaría todas estas fantasías masculinas pop. Pero, ¿qué diferencia a esta justiciera woke de S. A. Lelchuck de sus antecesoras? La ayuda a las mujeres maltratadas y el ojo por ojo contra sus maltratadores. Llama la atención la narración en primera persona de Nikki Griffin. Como si la voz masculina del autor se infiltrara en el personaje hasta hacerlo chirriar, con una disonancia que destruye su verosimilitud. Nikki se comporUna ta como un hombre. Su violencia es masculina. Y su «sororidad», tan impostada como su voluntad de hacer justicia a todas las mujeres maltratadas propinando palizas ejemplares a unos machos violentos. Sobra un afán didáctico a veces insufrible. La intriga policial resulta interesante y la escritura, que imita el estilo de los clásicos. Muy recomendable.