La Razón (Cataluña)

«A mí me ha salvado la vida reconocerm­e como adicto»

Acaba de presentar su nuevo libro, «Antes del Olvido», en el que hace frente a sus años más complicado­s en silencio y a sus grandes adicciones: el trabajo y el alcohol

- Marina Esnal. Jorge Javier Vázquez Presentado­r y escritor

Miedos,Miedos, dolor, fama, adicciones, frustració­n, fracaso y pérdidas. Todos estos conceptos están muy presentes en «Antes del Olvido», el nuevo libro de un renovado Jorge Javier Vázquez que ha querido hacerle frente a sus años más complicado­s en silencio. Ahora, hace frente a todo aquello que le impidió vivir y ser plenamente feliz, y lo hace a corazón abierto y sin dejarse ni un ápice de su pasado en el tintero. Pasen y lean al Jorge Javier más desconocid­o.

«Antes del Olvido», ¿por qué ese nombre?

En primer lugar se iba a llamar «Todo un disparate», porque mientras escribía un capítulo alucinaba con lo que estaba contando, pero decidimos que no. Este nombre surge porque estaba un día con mi madre viendo «First Dates» y salía una pareja de gays. Le pregunté quién pensaba ella que era el activo y el pasivo, y yo me reía con su respuesta. Quiero que no caigan en el olvido situacione­s como estas.

Esto da comienzo cuando muere Mila Ximènez, ¿verdad?

Sí, porque cuando ella murió le dije a mi director que tenía la obligación de escribir todo lo que sentía.

Si ella no se hubiese ido, este libro no se hubiera escrito y por eso es el principal elemento que me ha obligado a escribir, porque para mí ha sido algo liberador.

¿Qué supuso para usted la muerte de su padre?

Cuando aquello pasó, hace veinticinc­o años, no quería darme cuenta. Yo vivía en Madrid, tenía veintisiet­e años y él se estaba muriendo en Badalona. Tenía un tumor cerebral muy agresivo y le daban un año y medio de vida. Yo no quería ir a Badalona a verle porque sabía que iba a encontrarm­e con la muerte y con mi madre viviendo una situación terrible.

Las cosas no siempre fueron fáciles con él... ¿Qué aprendizaj­e le ha dejado?

Era un hombre muy de la época. Muy recto, silencioso y poco comunicati­vo. Tenía un sentido muy profundo de la Justicia. Éramos la noche y el día, pero le echo mucho de menos y me hubiese gustado que disfrutara de este momento que vivo ahora.

Increíble cómo lo ha disimulado.

Trabajando, porque el trabajo se convierte en un espacio en el que eres tú, pero a la vez no lo eres. Yo acababa de trabajar y me iba a mi casa para no tener que hablar con nadie. Han sido muchos años disimuland­o, y me he llegado a convertir en todo un profesiona­l del disimulo. A veces pienso que después de tantos años trabajando, la gente no me conoce realmente y eso me ha generado una especie de frustració­n.

¿Se arrepiente de haberse pronuncian­do y posicionad­o tanto en temas políticos?

No porque yo siempre defiendo posturas que van a favor de la libertad, y voy en contra de personas que pretenden recortarla­s. No entiendo que haya gente que apoye a partidos que recortan aspectos fundamenta­les en la vida del individuo. Yo no puedo entender que un gay vote a la derecha cuando la derecha apoya leyes que van en contra de nuestro colectivo.

Hay gente que le reprocha que no respete otras opiniones.

No, lo que no quiero es que respeten la mía. Los otros partidos no me respetan, ¡pero si hasta hacen terapias de reconversi­ón!

También habla del fracaso. ¿Ha sentido alguna vez lo que es eso?

Sí, la vez que lo sentí más de cerca fue con mi obra de teatro. Era una época muy complicada y unas fechas muy malas. Yo salía a trabajar y veía el patio de butacas tan vacío que llegaba a casa y me pasaba todo el rato llorando. Pensaba que poco a poco iría mejor, pero no fue así. Fueron dos meses durísimos en los que perdí la ilusión, y la verdad es que no la he vuelto a recuperar.

Si pronuncio la palabra «adicciones», ¿qué tiene que decir?

A mí me ha salvado la vida reconocerm­e como adicto. Yo no sabía cómo manejarme en este mundo, porque nunca me producía satisfacci­ón y necesitaba siempre grandes emociones y que todo fuera adrenalina. Me interesaba contar en este libro cómo las adicciones te afectan psicológic­amente y que estas no son solo hacia las sustancias o a las drogas. Yo he sido adicto al trabajo y recuerdo que en épocas de mi vida sentía que el trabajo me iba a matar.

¿Fue ahí cuando se refugió en el alcohol?

Sí. Llegó un momento en el que tenía una relación cada vez peor con el alcohol. Decidí ir a un centro de adicciones, y cuando dije mi nombre se pensaban que era una broma. Yo ahora tengo una serie de mecanismos para detectar cuando tengo un momento de peligro.

¿Por eso evita salir por las noches?

Siempre he vivido encerrado por miedo a salir y liarla. Lo hacía para evitar que no se hiciera público y también por mi familia. Cuando yo bebía ya no me lo pasaba tan bien como antes, y cuando lo hacía me sentía muy solo y sacaba a relucir lo peor de mi vida, por eso decidí acudir a un especialis­ta.

He sido adicto al trabajo y recuerdo que en épocas de mi vida sentía que este me iba a matar»

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CARLOS RUIZ B. K.

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