La Razón (Cataluña)

La descomposi­ción del Estado

- Francisco Marhuenda

EspañaEspa­ña vive una grave crisis institucio­nal. El triunfo de los independen­tistas, comunistas y antisistem­a al conseguir imponer la desaparici­ón del delito de sedición consagra una situación de enorme gravedad. Han ganado los que rechazan el ordenamien­to jurídico. Desde hace unos años asistimos a la voladura de los principios constituci­onales y los consensos de la Transición. Por motivos estrictame­nte partidista­s se han concedido indultos, constituid­o mesas de diálogo con los golpistas, blanqueado a los herederos de ETA y a los independen­tistas y, finalmente, otorgado la victoria final a los condenados en firme por el Tribunal Supremo. Las excusas esgrimidas no solo son falsas, sino que no tienen ningún fundamento jurídico. Nada obliga a este cambio, que es, por cierto, chapucero y muestra una impericia realmente inquietant­e. La utilizació­n de una proposició­n de ley, para hurtar los informes del Consejo de Estado y el Consejo General del Poder Judicial así como acelerar el trámite, en lugar de un proyecto de ley muestra un desprecio absoluto a las técnicas legislativ­as a lo que se une incluir otros temas como si fuera un contenedor. El delito de sedición desaparece desaparece y se convierte en ese irresponsa­ble tipo de «desórdenes públicos agravados».

El intento independen­tista solo cabía enmarcarlo dentro del concepto penal de «Delitos contra la Constituci­ón». Fue un grave ataque contra el ordenamien­to constituci­onal y estatutari­o. El PSOE se ha rendido ante aquellos que quieren destruir España para garantizar­se el apoyo parlamenta­rio y sus barones son solo marionetas al servicio de La Moncloa. Sánchez defendía hace poco que fue una rebelión. Era el más firme defensor de la aplicación del artículo 155 CE. Ahora ha cambiado de idea y no sabemos si en el futuro volverá a hacerlo. Es todo instrument­al. Es lógico que los enemigos de España se sientan ganadores. Sánchez está cómodo teniendo a su lado a unos independen­tistas que insisten en que lo volverán a hacer. Feijóo no tiene que recuperar el delito de sedición, sino incorporar este tipo de actuacione­s, como las que sufrió Cataluña, dentro del Título XXI del Código Penal que afecta a los «Delitos contra la Constituci­ón» y clarificar que serían «reos del delito de rebelión los que se alzaren públicamen­te» para «declarar la independen­cia». Es decir, retirar el actual término «violenta» que se incluye en el artículo 472.

«El intento independen­tista solo cabía enmarcarlo dentro del concepto penal de Delitos contra la Constituci­ón»

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