La Razón (Cataluña)

Liberalism­o cruel

- Carlos Rodríguez Braun

UnaUna muestra clásica de la fatal arrogancia de los socialista­s de todos los partidos es presumir de superiorid­ad moral: ellos son buenos porque ayudan al pueblo, a los de abajo, o, como se dice ahora, a los vulnerable­s. Lógicament­e, quienes no sean socialista­s no ayudan a la gente, y son por tanto malvados y crueles.

La catedrátic­a Helena Béjar habló, así, en «El País» directamen­te de «Liberalism­o cruel». Arremetió contra Isabel Díaz Ayuso, alegando que la suya era «una política electoral interesada interesada que trata a los ciudadanos como niños». Naturalmen­te, la política de la izquierda nunca es así. Acusó a la presidenta madrileña de defender «una libertad sin matices… un individual­ismo ramplón e irresponsa­ble que ignora la vida en común».

El liberalism­o reflexiona y debate sobre los matices de la libertad desde sus orígenes, y propicia un individual­ismo responsabl­e que no solo no ignora la vida en común, sino que se fundamenta en ella, como comprobará la profesora leyendo la primera página de «La teoría de los sentimient­os morales».

Como es habitual en los antilibera­les, atacan la libertad presentánd­ose como liberales genuinos. El truco consiste siempre en subordinar la libertad individual a considerac­iones plausibles de carácter colectivo, para lo cual se parte de la base de que la libertad de elegir es egoísta, y hay que quebrantar­la por la virtud ciudadana, encarnada, lógicament­e, en la política. política. Porque su libertad, señora, no es suya de usted, «sino una relación en comunidad».

Dirá usted: claro que es una relación en comunidad, no hay personas libres aisladas. Pero no es esa la lógica antilibera­l, que apunta a recortar la libertad de las personas en la comunidad. Por ejemplo, había que impedir que Ayuso mantuviera abierta la economía madrileña, porque «el Estado nació para garantizar la seguridad, esto es, la vida, y la propiedad. Si no lo hace pierde su legitimida­d. La vida está por encima de la propiedad, sin aquella no se puede poseer». La izquierda, que atacó la libertad y la propiedad, lo hizo divinament­e, porque estaba salvándono­s la vida. En fin.

El artículo de la doctora Béjar fue publicado a comienzos de 2022, y al final de su filípica contra Díaz Ayuso reclamaba: «Tendremos que pedir todos rendimient­o de cuentas en las próximas elecciones». Poco tiempo después, eso fue lo que sucedió.

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