La Razón (Cataluña)

Una decisión polémica que notarán en las urnas

► Los votantes del PSOE no aceptan el viraje de Sánchez hacia postulados independen­tistas y muchos se cobijan en el PP

- Lorente Ferrer

BuenaBuena parte del electorado del PSOE lleva meses negando el pan y la sal al PSOE. Todo comenzó en las elecciones autonómica­s de 2021 de Madrid, donde la soberbia de Moncloa tuvo un traumático baño de realidad. Las elecciones andaluzas de este verano representa­ron el impacto de un segundo torpedo bajo la línea de flotación del navío que capitanea Sánchez. En estas condicione­s, el navío socialista no está en condicione­s de afrontar las elecciones de mayo del próximo año. El naufragio está asegurado. Solo llevando a puerto la nave, repararla y sustituir a todas su oficialida­d y con un nuevo rumbo podría amortiguar el golpe electoral que se cierne sobre el PSOE.

En la encuesta de NC Report para LA RAZÓN de la primera semana del mes de septiembre se consultaba a la opinión pública española en general, y a los votantes del PSOE en particular, sobre si Sánchez debería mantener sus alianzas con independen­tistas catalanes y Bildu: el 64,8% de los españoles respondió negativame­nte, así como también el 58,3% de los votantes del PSOE. Por lo que si Sánchez hace oídos sordos a sus votantes, tendrá un serio castigo electoral el próximo mayo.

Mientras, en la encuesta electoral nacional del pasado mes de octubre se cuantifica­ba en 683.000 los votantes del PSOE que apoyarían ahora a Feijóo. Este fenómeno sociológic­o jamás se había dado en el PSOE, ni en los desastres electorale­s de 1996, 2000 o 2011. Entonces, los electores socialista­s optaron en masa por la abstención. Pero en las elecciones autonómica­s de Madrid y Andalucía comenzó la emigración de voto del PSOE a la derecha. El PSOE perdió en la Comunidad de Madrid 272.000 votos y en Andalucía, 123.000 electores. Tanto ha virado el socialismo hacia postulados independen­tistas y comunistas que el electorado más moderado se sube al tren de Feijóo. Por lo que es lógico esperar que las encuestas de las próximas semanas recojan un nuevo incremento en el traspaso de votantes socialista­s al PP.

Desde el 1 de junio de 2018 el PSOE de Sánchez y ERC se convirtier­on en la bicefalia que gobierna desde entonces España. Ambos unieron su destino en la moción de censura que llevó al Gobierno, directa o indirectam­ente, a un amplio y heterogéne­o cóctel de siglas, la mayoría peligrosas para la legalidad constituci­onal.

Entre estas estaban los que en su día justificab­an a las bandas terrorista­s ETA o Terra Lliure. También las que sus dirigentes acabaron encarcelad­os por delitos de sedición y que la permanenci­a en el Gobierno de Sánchez exigía su excarcelac­ión, mediante un insultante indulto.

Ahora, hay que seguir pagando el chantaje a los separatist­as para prorrogar unos meses más la estancia, que ya es agónica, en Moncloa, que tiene fecha de caducidad en noviembre de 2023. Se agota esta etapa en el poder y lejos de rectificar dando un giro de 180 grados, para aminorar el desastre electoral al que se enfrentan sus alcaldes y presidente­s autonómico­s en mayo de 2023, se insiste en agotar la legislatur­a con los golpistas de octubre de 2017.

La hoja de ruta suscrita con los separatist­as exige de pagos en metálico y en especie. Los primeros, vía transferen­cias e inversione­s de los Presupuest­os Generales del Estado, y los segundos, con el cumplimien­to de una agenda oculta que se ha convertido en una espada de Damocles para el presidente del Gobierno y, por extensión, para su partido.

Todos los barones socialista­s disponen de sondeos de diversas demoscópic­as nacionales, que discretame­nte encargan para conocer la realidad del desgaste electoral que el PSOE tendrá en las elecciones autonómica­s y municipale­s en seis meses. El PSOE podría perder la presidenci­a de todas sus comunidade­s salvo una.

La mayoría Frankenste­in ha sido una auténtica temeridad, pues debe continuame­nte satisfacer a sus socios sediciosos. El PSOE es rehén de ellos y lo triste para España es que el partido, el Gobierno y su presidente no son plenamente consciente­s de su cautiverio. El independen­tismo es insaciable y no se detendrá hasta alcanzar sus objetivos. El Estado estaba armado hasta ahora con instrument­os legales para disuadir al golpismo. Ahora, será muy barata la rebelión, independen­tista o militar. Por lo que ante el próximo pulso con los secesionis­tas, el Estado se verá obligado a emplear métodos coercitivo­s, que es lo que quiere el independen­tismo, al carecer de instrument­os legales preventivo­s que persuadan de ir demasiado lejos a los independen­tistas. Incluso elementos militares ultras podrían verse animados a conspirar.

Nuestros socios franceses y alemanes, con problemas secesionis­tas en parte de sus territorio­s, no dudan en castigar con cadena perpetua a los cabecillas de una intentona independen­tista. Sánchez está a tiempo de rectificar y no dar el paso que anunció el pasado jueves. Solo su dimisión podría devolver confiabili­dad a su partido y que este comenzase una nueva era, libre de las ataduras del zapaterism­o y del sanchismo.

El PSOE podría perder muchas de sus comunidade­s

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JESÚS G. FERIA Varios carteles electorale­s de PSOE y Unidas Podemos
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