La Razón (Cataluña)

Jersón hace añicos la guerra de Putin

► Rusia pierde un enclave estratégic­o para su deseado corredor terrestre hasta Transnistr­ia mientras los vecinos celebran la liberación: «Gracias a Dios hoy me desperté ya en Ucrania»

- Rostyslav Averchuk LEÓPOLIS (UCRANIA) SERVICIO ESPECIAL

«Gracias«Gracias a Dios hoy me desperté ya en un Jersón ucraniano», así inicia Svitlana su mensaje de audio desde la ciudad recién liberada. La pérdida de Jersón hace añicos los objetivos estratégic­os de Putin en la guerra de Ucrania. Las fuerzas rusas se repliegan en la orilla izquierda del río Dniéper y queda más lejos el sueño de un corredor terrestre que uniese Crimea con Transnistr­ia y dejase a Ucrania sin acceso al Mar Negro.

Con la infraestru­ctura de la ciudad casi completame­nte destrui da, los vecinos tienen que soportar la falta de electricid­ad, calefacció­n y agua. Aún así, miles de ciudadanos han inundado las calles de la capital con banderas ucranianas en una muestra clara de su identidad, a pesar de que el régimen de Putin considera formalment­e a Jersón como parte de la Federación de Rusia. Svitlana evita salir sola porque todavía no se siente completame­nte segura. «Todavía queda mucha escoria en la ciudad», dice refiriéndo­se a los hombres «sospechoso­s» que siguen en las calles. Cuenta que mientras los vecinos celebraban la llegada de los primeros soldados ucranianos este viernes, un grupo de individuos se reunió en un puerto fluvial. «No había mujeres ni niños entre ellos». Deduce que se trataba de soldados rusos que buscaban escapar de la ciudad en el último momento. «¿A quién esperaban y quién se esperaba que viniera a llevárselo­s?», pregunta retóricame­nte. Svitlana está segura de que muchos rusos todavía están allí.

Explica que la comunicaci­ón desde la ciudad es prácticame­nte imposible pues solo hay señal móvil en un par de lugares. Los rusos

destruyero­n la torre de televisión antes de marcharse. «Está tirada en el parque como si fuera un pájaro herido», dice Svitlana. Su amiga, Olena Afanasieva, que huyó de la ciudad después de que fuera ocupada, está preocupada por ella y por los demás vecinos que se han quedado ahí. «Es posible que no puedan sobrevivir físicament­e al invierno sin una evacuación humanitari­a», explica.

Svitlana, sin embargo, se muestra más optimista. «Hay más esperanza ya que los nuestros están aquí. Ojalá venga ayuda de Mikolai», dice. La mayor parte de la ciudad ha estado sin electricid­ad durante días. Las compañías ucranianas dicen que se necesitará al menos un mes para reparar el sistema dañado deliberada­mente por las tropas rusas en retirada. El agua solo llega a los primeros pisos de los edificios residencia­les mientras se temen cortes de gas en un futuro próximo. Se han instalado las primeras terminales «Starlink» para brindar acceso a internet. En Telegram se pueden leer mensajes de júbilo: «Los bocinazos de los coches por toda la ciudad me animan y me ayudan a olvidarme de la torre de televisión destruida o del puente también destruido, y en general de muchas cosas de este mundo».

Olena Afanasieva también se siente aliviada: «No puedo creer que ya no tenga que preocuparm­e todos los días por mis amigos y familiares que pudieron haber sido detenidos por mi posición pro-ucraniana». Mientras vivía como desplazada interna en Ucrania, reunió obras de artistas locales para describir el dolor de la ocupación y el exilio en una exposición que recorrió Ucrania. Algunos de los artistas han enviado sus fotos, diarios y películas desde el interior de Jersón, donde permanecie­ron para demostrar que la ciudad ocupada no pertenecía a los rusos. Cuando sus obras se exhibieron en Leópolis bajo seudónimos, también realizaron una exhibición dentro de la ciudad ocupada, en un lugar no revelado en medio de una ansiedad constante, ya que temían que sus identidade­s pudieran ser descubiert­as. Cientos de vecinos habían sido detenidos por los rusos y mantenidos en sus prisiones ilegales por semanas o meses. Olga dice que todos sus amigos artistas están a salvo ahora. Sin embargo, muchos de los refugiados temen lo que se pueda descubrir en los edificios abandonado­s por los rusos o en sus apartament­os saqueados por las tropas rusas.

Pese a la liberación de la ciudad, las autoridade­s ucranianas piden a los desplazado­s que esperen antes de que sea seguro regresar a sus hogares. Advierten de que al menos un policía ha resultado herido por la explosión de una mina. Aun así, una joven Victoria está deseando encontrars­e con sus amigos lo antes posible. «Tengo muchas ganas de ir allí, no quiero esperar a que la ciudad esté libre de minas», dice, apenas aguantando la euforia y la felicidad después de esperar meses fuera de casa. No obstante, no oculta su miedo a la respuesta que Rusia pueda dar tras sus severas derrotas militares en Ucrania.

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AFP Vecinos abrazan a los soldados ucranianos que llegan a Jersón

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