La Razón (Cataluña)

«Gané a Sampras y eché a todo el mundo del vestuario»

Celebró llegar a la final de Roland Garros como un triunfo y la perdió con claridad. No repitió el «error» tras las semis del Masters: no había nada que festejar hasta vencer a Moyá y ganar el título

- Francisco Martínez. Álex Corretja Último campeón español del Masters

ÁlexÁlex Corretja (Barcelona, 48 años) es uno de los dos tenistas españoles que sabe lo que es ganar el Masters, el torneo que reúne a los ocho mejores del año. El otro es Manolo Orantes, que lo logró en 1976; y en el circuito femenino, Garbiñe Muguruza en 2021. Álex levantó el título en 1998 tras vencer a Sampras en semis y remontar después a Moyá (3-6, 3-6, 7-5, 6-3 y 7-5), que había sido su verdugo en la final de Roland Garros. Es el momento más importante de su carrera, que ahora recuerda, además de analizar las opciones de Nadal en Turín y el año de Alcaraz.

¿Qué recuerdos tiene de ese Masters de 1998?

El Masters es como el torneo del orgullo, porque sólo se clasifican ocho jugadores. Para nosotros como españoles la referencia era Roland Garros, lógicament­e, y el Masters era como un premio a la temporada, a tu regularida­d. Yo tenía la sensación de que ese año me quedaba por hacer algo grande: me había quedado a las puertas en Roland Garros, habíamos hecho semis de Copa Davis... Y hablando con Javier Duarte, mi entrenador, me dijo: «Nos queda esta semana para hacer eso grande». Y yo le dije que el Masters era demasiado: pista cubierta, Agassi, Sampras, Moyá, Kafelnikov... Y me contestó: «Aquí habéis llegado todos en las mismas condicione­s, físicament­e es difícil que haya alguien que trabaje más que tú, porque tú necesitas eso; a veintipico de noviembre todo el mundo está muy tocado físicament­e y mentalment­e y el que sea más fuerte es el que va a ganar. Es evidente que Sampras tiene un estilo de juego que se adapta mejor a esta superficie, pero llegado el caso ya veremos si es capaz de ganarte, porque tú también has demostrado que puedes jugar bien en pista rápida, porque tu autoestima es mucho mayor ante estos jugadores y tienes la experienci­a de que ya eres ‘‘top 10’’ consolidad­o». Y ese es el recuerdo más grato que tengo, es decir, pensar que yo soy uno de ellos, que pertenecía ahí.

Ganó a Sampras en semis y casi ni lo celebra.

¿Sabes por qué? Yo en Roland Garros me meto en la final y pienso: «Tío, esto es un premio de la leLa che». Y pierdo con Moyá y digo: «De ganar a perder hay una diferencia abismal». Y entonces al ganar las semis del Masters: «No, no estoy satisfecho, porque mañana tengo a mi bestia negra del año, Moyá; si malgasto la poca energía que me queda a 29 de noviembre con celebracio­nes, no voy a encarar bien la final». En Roland Garros Moyá fue muy superior y yo encima estuve muy conformist­a. Y no quería que me volviera a suceder. Yo a los diez años entrenaba cuatro horas cada día, y ahí tenía 24, 14 años para llegar, ¿cómo me voy a relajar ahora? Todo lo que he trabajado durante 14 años lo he de poner en práctica en tres horas en el siguiente partido. Por eso no me relajo al ganar las semis, incluso mis hermanos y mis amigos llegan al vestuario: «Vamos, la final, no sé qué». Y yo les echo: «No, no, por favor, ya la cagamos en Roland Garros, fuera todo el mundo, no quiero ni veros, iros a celebrar vosotros, yo no quiero celebrar nada hasta que no gane el torneo».

Y remontó a Moyá en la final...

Diez sets seguidos había perdido contra él con ese 6-3, 6-3 de la final. diferencia más grande es que yo estaba convencido de que iba a luchar hasta el final pasara lo que pasara y aún yendo perdiendo, sentía que si jugaba punto a punto y me olvidaba del marcador, iba a tener una posibilida­d de darle la vuelta. Tenía fe y físicament­e sabía que estaba muy preparado y que iba a aguantar. Segurament­e es el partido más difícil de mi carrera.

Al Masters van los mejores, pero al ser al final del curso lo hacen cansados, lesionados... ¿Se puede explicar por ahí que Nadal no lo haya podido ganar nunca?

Bueno... Habría muchas explicacio­nes. Por supuesto que su juego donde menos daño hace es en pista cubierta porque es donde menos bota la pelota y donde muchos de sus rivales han crecido. Igual que Rafa ha nacido y ha crecido en tierra. Por otro lado, Rafa cuando llega noviembre ha ganado Madrid, Barcelona, Roland Garros, a veces US Open o Australia... Claro, su desgaste por su tipo de juego es enorme, entonces llega más tocado. Si el Masters se hubiera jugado en otras superficie­s, Rafa hubiera tenido más posibilida­des, pero al

Jugar la final de París me parecía la leche, pero después entendí que de ganar a perder hay un abismo»

ser siempre indoor y en una pista en la que la bola bota poco, es normal, por cómo se adaptan sus adversario­s, que tengan más opciones que él. Si se hubiera jugado en rápida al aire libre, como una vez en Houston, probableme­nte tendría algún Masters. La dificultad del Masters es que para el español en general no es una superficie que te sale natural, porque tus golpes están como entrenados para hacer daño en otras superficie­s.

¿Cómo lo ve para esta edición?

En el Masters pasas de cero a cien porque no puedes especular, juegas contra los ocho primeros, pero nunca se sabe. Es un torneo en el que te puedes encontrar que ganas confianza porque vences a alguien muy bueno y te vienes arriba, o puedes perder dos partidos contra el cinco y el seis del mundo. Para mí lo más importante es que no tenga molestias, y a partir de ahí a ver qué sucede. Es el único gran título que le falta y no tiene por qué no poder conseguirl­o, lo que pasa es que llevaba desde Nueva York sin jugar, en París sólo disputó un partido... Las circunstan­cias cada año, si miras atrás los últimos 15, le ha pasado algo concreto, y las veces que ha llegado a final o semis, ha perdido con Federer o Djokovic, que lo mismo que él en Roland Garros les acaba ganando, pues aquí acaba perdiendo, es un poco normal.

Una pena que Alcaraz no haya podido jugar el Masters...

Después del temporadón que ha tenido hubiera sido increíble poner la rúbrica jugando el Masters, ya no te digo ganándolo, y por supuesto jugar la final de Copa Davis en España. Pero al final es lo mismo que todo, es un aprendizaj­e. Pienso que la intensidad y la dimensión que ha cogido Alcaraz en los últimos meses también tiene un peaje. Él lo ha gestionado muy bien, pero su cuerpo es normal que le haya dado un toque. Y esto le habrá servido para aprender y saber bien los torneos en los que va a competir y dónde va a poner todos sus esfuerzos. Lo que hizo para ganar el US Open para mí requería un periodo de recuperaci­ón más importante del que hizo, y querer jugar la Davis tres días más tarde es un esfuerzo que ha pagado, y se fue a Kazajistán, un viaje larguísimo; y a Basilea...

«En el Masters tenía 24 años y con 10 ya entrenaba cuatro horas al día, ¿cómo me iba a relajar?»

«Si el Masters se hubiera jugado en pista rápida al aire libre segurament­e Rafa tendría alguno»

«Alcaraz no tiene por qué jugar siempre bien por ser número uno, y es algo que va a tener que entender»

Incluso la semana de descanso tuvo homenajes, compromiso­s con patrocinad­ores...

Claro, y la visita al rey, ahora una entrevista a la tele... Todo eso va a ser parte de su vida a partir de ahora y ellos ya lo saben y se darán cuenta de que van a tener que selecciona­r muy bien. Descanso es irte a la montaña con tus amigos, o a la playa, lo otro no es descanso porque la gente te requiere, tú das energía... Pasa factura. A mí no me preocupa lo que ha sucedido, pero sí es un toque de atención para que en el futuro puedan entender que puede pasar. Pero vamos, lo que ha hecho este año me parece estratosfé­rico. Para él supone entrar en otra dimensión: es no poder andar por la calle en ningún lado del mundo, que todo el mundo te exija, en el que tú crees que tienes que jugar de una manera determinad­a porque claro, ahora eres el número uno y cómo vas a jugar así de mal. No, no, Alcaraz va a jugar partidos mal y los va a tener que ganar, como los ha ganado históricam­ente, y no porque sea el número uno va a tener que jugar siempre bien, en absoluto, y es algo que él va a tener que entender y aprender. Tiene la suerte de tener un equipo muy bueno y le van a ayudar a que así sea.

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