Comida basura: la droga del siglo XXI
SeSe considera comida basura a todos aquellos alimentos procesados que son ricos en carbohidratos simples, grasas trans, sal, aditivos y saborizantes.
En España, un17% de la población padece obesidad lo cual se
traduce en la aparición de múltiples patologías asociadas como son la diabetes o las alteraciones cardiovasculares, generando un coste sanitario de 2.500 millones de euros anuales.
Se trata de un tipo de comida que mueve millones de euros por su bajo coste de producción y su elevado consumo. Resulta altamente adictiva para aquellos que la consumen, lo cual supone una complicación añadida a la hora de eliminar este tipo de alimentos de nuestro día a día.
Los receptores de la dopamina funcionan de manera que cada vez se necesitan mayores cantidades de comida procesada para alcanzar el mismo nivel de placer
que se obtenía con dosis inferiores. Se trata de un circuito de satisfacción y recompensa que comienza en la infancia, al usar la comida como incentivo de los más pequeños para mejorar su comportamiento o celebrar alguna ocasión especial.
En el año 2021 el Dr. Gene-Jack Wang publicó las similitudes que había observado a nivel cerebral en aquellas personas obesas semejante a la apreciada en drogadictos. Se observó que, en ambos casos, cuando se les ponía delante de su dulce favorito se producía un aumento de la secreción de dopamina en la zona del cerebro encargada en la toma de decisiones.
Existen diversas similitudes entre la comida basura y la droga ya que ambas sustancias son procesadas, ambas son rápidamente absorbidas por el organismo y tanto una como otra producen un aumento en los niveles de glucosa en sangre.
Los extremos nunca son buenos y este tipo de alimentos pueden formar parte de una dieta equilibrada siempre y cuando no sea de una manera predominante. Buscar la opción menos procesada y más natural nos hará disfrutar de este tipo de alimentos de manera doble.