Más problemas para las constructoras para acceder a obras
► El sector denuncia problemas para contratar por el obsoleto sistema de clasificación
Un problema de carácter técnico, pero de gran calado en la construcción se suma a los problemas del sector: el de la clasificación de los contratistas, que empieza a afectar ya incluso a empresas líderes mundiales sin que el Ministerio de Hacienda haya removido, por el momento, las trabas burocráticas y exigencias anacrónicas que lo provocan.
Para poder ejecutar trabajos, las constructoras necesitan obtener una suerte de carné o clasificación que Hacienda les otorga para cada tipología de proyecto tras evaluar tanto su solvencia técnica o profesional como la económica. Esta clasificación determina el tipo de obras y la cuantía económica de los trabajos que pueden realizar y el problema, según el sector, es que los criterios para determinarla se han quedado obsoletos. La actual norma de clasificación proviene de una Orden Ministerial de 1968, que con leves retoques, ha llegado hasta nuestros días. En aquellos momentos, como explican explican desde la construcción, las compañías tendían a ser intensivas en mano de obra y maquinaria, por lo que por aquel entonces contar con suficientes recursos de ambos tipos era una condición razonable para lograr este carné.
El problema, argumentan desde el sector, es que el negocio ha evolucionado mucho en los últimos cincuenta años con las nuevas formas de trabajar y contratar, con la especialización y la subcontratación. Así, las compañías, sobre todo las más pequeñas, se han especializado en trabajos singulares que, en la mayoría de los casos, forman parte de un contrato mayor que coordina una empresa más grande. La subcontratación, de hecho, está regulada en la Ley de Contratos del Sector Público y en la Ley Reguladora de la Subcontratación en el Sector de la Construcción. Sin embargo, denuncia el sector, «la normativa de clasificación de contratistas simplemente ignora esta realidad exigiendo por igual los mismos requisitos a unas y a otras empresas». Es decir, se exige a las compañías que tengan todo propio, personal y maquinaria, en un momento en que habitualmente se funciona a través de colaboraciones, especializaciones o subcontrataciones. Y eso, advierten, está llevando a que muchas compañías, incluidas las más grandes, estén perdiendo la clasificación para hacer trabajos en algunas categorías para las que no disponen de esa maquinaria o plantillas porque, directamente, los subcontratan. Así, empresas líderes están perdiendo las referencias internas, imprescindibles no solo para la ejecución de obras en España sino para seguir ejecutando los más complejos en el mundo.
Para el sector, empezando por su patronal CNC, la solución al problema pasa porque Hacienda actualice los requisitos de personal y maquinaria que ahora exige y que entroncan con los criterios de la norma de 1968. CNC considera conveniente limitar o incluso eliminar esta exigencia de tener los medios y personal propios, otorgando mayor protagonismo a la experiencia en la buena ejecución de los trabajos. Asimismo, considera necesario duplicar, como permite Europa, hasta los diez años el cómputo de la experiencia exigida a las constructoras para acceder a contratos públicos frente a los cinco actuales dado el parón de los últimos ejercicios.
La patronal también lamenta los problemas que existen con la limitación del número de certificados de obra que se valoran como experiencia, las exigencias de los certificados de las obras ejecutadas en el extranjero, algo imprescindible para nuestra Marca España; y el retraso o reticencias de las administraciones locales a la hora de expedirlos.