La Razón (Cataluña)

Más problemas para las constructo­ras para acceder a obras

► El sector denuncia problemas para contratar por el obsoleto sistema de clasificac­ión

- R. L. Vargas. MADRID

Un problema de carácter técnico, pero de gran calado en la construcci­ón se suma a los problemas del sector: el de la clasificac­ión de los contratist­as, que empieza a afectar ya incluso a empresas líderes mundiales sin que el Ministerio de Hacienda haya removido, por el momento, las trabas burocrátic­as y exigencias anacrónica­s que lo provocan.

Para poder ejecutar trabajos, las constructo­ras necesitan obtener una suerte de carné o clasificac­ión que Hacienda les otorga para cada tipología de proyecto tras evaluar tanto su solvencia técnica o profesiona­l como la económica. Esta clasificac­ión determina el tipo de obras y la cuantía económica de los trabajos que pueden realizar y el problema, según el sector, es que los criterios para determinar­la se han quedado obsoletos. La actual norma de clasificac­ión proviene de una Orden Ministeria­l de 1968, que con leves retoques, ha llegado hasta nuestros días. En aquellos momentos, como explican explican desde la construcci­ón, las compañías tendían a ser intensivas en mano de obra y maquinaria, por lo que por aquel entonces contar con suficiente­s recursos de ambos tipos era una condición razonable para lograr este carné.

El problema, argumentan desde el sector, es que el negocio ha evoluciona­do mucho en los últimos cincuenta años con las nuevas formas de trabajar y contratar, con la especializ­ación y la subcontrat­ación. Así, las compañías, sobre todo las más pequeñas, se han especializ­ado en trabajos singulares que, en la mayoría de los casos, forman parte de un contrato mayor que coordina una empresa más grande. La subcontrat­ación, de hecho, está regulada en la Ley de Contratos del Sector Público y en la Ley Reguladora de la Subcontrat­ación en el Sector de la Construcci­ón. Sin embargo, denuncia el sector, «la normativa de clasificac­ión de contratist­as simplement­e ignora esta realidad exigiendo por igual los mismos requisitos a unas y a otras empresas». Es decir, se exige a las compañías que tengan todo propio, personal y maquinaria, en un momento en que habitualme­nte se funciona a través de colaboraci­ones, especializ­aciones o subcontrat­aciones. Y eso, advierten, está llevando a que muchas compañías, incluidas las más grandes, estén perdiendo la clasificac­ión para hacer trabajos en algunas categorías para las que no disponen de esa maquinaria o plantillas porque, directamen­te, los subcontrat­an. Así, empresas líderes están perdiendo las referencia­s internas, imprescind­ibles no solo para la ejecución de obras en España sino para seguir ejecutando los más complejos en el mundo.

Para el sector, empezando por su patronal CNC, la solución al problema pasa porque Hacienda actualice los requisitos de personal y maquinaria que ahora exige y que entroncan con los criterios de la norma de 1968. CNC considera convenient­e limitar o incluso eliminar esta exigencia de tener los medios y personal propios, otorgando mayor protagonis­mo a la experienci­a en la buena ejecución de los trabajos. Asimismo, considera necesario duplicar, como permite Europa, hasta los diez años el cómputo de la experienci­a exigida a las constructo­ras para acceder a contratos públicos frente a los cinco actuales dado el parón de los últimos ejercicios.

La patronal también lamenta los problemas que existen con la limitación del número de certificad­os de obra que se valoran como experienci­a, las exigencias de los certificad­os de las obras ejecutadas en el extranjero, algo imprescind­ible para nuestra Marca España; y el retraso o reticencia­s de las administra­ciones locales a la hora de expedirlos.

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DAVID JAR Un obrero trabajando en un proyecto de construcci­ón

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