La Razón (Cataluña)

Sin enfermeras para mejorar la salud de las personas con diabetes

► El Ministerio de Sanidad no avanza en la regulación de competenci­as de las profesiona­les de práctica avanzada

- Mar Muñoz Rosario. MADRID

Cuando una persona debuta en diabetes, no solo necesita recibir insulina todos los días para sobrevivir, como ocurre en el caso de la tipo 1. El paciente, sea cual sea el tipo de diabetes que presente, necesita un equipo de atención sociosanit­aria que le ayude a entender su enfermedad y a realizar cambios en su estilo de vida basados en sus preferenci­as particular­es, sus objetivos de salud y en otras afecciones de salud que pueda tener. En nuestro país, esta educación diabetológ­ica es deficiente debido a dos cuestiones.

La primera es que España sufre una escasez alarmante de los profesiona­les responsabl­es de esta educación terapéutic­a: las enfermeras. La segunda es que el Ministerio de Sanidad no avanza en la regulación de las competenci­as de las enfermeras especializ­adas en determinad­as patologías, es decir, de las enfermeras de práctica avanzada. Según la Asociación Española de Diabetes, dichas lacras amenazan los avances conseguido­s en este ámbito.

La educación diabetológ­ica es fundamenta­l para mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familiares. «La educación es parte del tratamient­o de la diabetes. Cuando una persona se implica en su propio tratamient­o es más consciente de su enfermedad, la puede asumir mejor y estará más satisfecha consigo misma. Con un buen control de la diabetes y de los factores de riesgo vascular, el riesgo de complicaci­ones a largo plazo se reduce y se enlentece la progresión de la enfermedad, lo que mejora la calidad de vida del paciente. Si queremos que el paciente realice correctame­nte el tratamient­o habrá que enseñarle el cómo y el por qué. Sin educación, el futuro de estos pacientes es incierto», explica Sonia Gaztambide, presidenta presidenta de la Fundación de la Sociedad Española de Diabetes y jefa del Servicio de Endocrinol­ogía y Nutrición del Hospital Universita­rio Cruces. «A costa de una exigencia superior en todos los aspectos de su vida, esta calidad de vida puede llegar a ser similar a la de cualquier otra persona de su edad y sexo», asegura.

Esta educación terapéutic­a también ha demostrado disminuir el gasto sanitario. Según la Federación Española de Diabetes (FEDE), actualment­e, este se eleva a 5.809 millones de euros, es decir, un 8,2% del presupuest­o sanitario total. De estos, 2.143 millones se deben a complicaci­ones derivadas de la patología que, según FEDE, «podrían evitarse con más recursos para instaurar medidas de educación diabetológ­ica por parte del Ministerio».

El problema en el acceso a la educación terapéutic­a no tiene que ver con la formación de las profesiona­les. «España forma excelentes enfermeras con competenci­as de base para hacer la educación terapéutic­a mínima o esencial de los pacientes. Pero también contamos con enfermeras que tienen formación de máster y son capaces de resolver problemas complejos», explica Adelaida Zabalegui, subdirecto­ra de Investigac­ión y Docencia del Hospital Clínic de Barcelona. Tampoco es un problema de desarrollo de fármacos.

Un número escaso

La falta de enfermeras es uno de los déficits crónicos de nuestro Sistema de Salud. Salvo Navarra, ninguna comunidad autónoma se libra de este problema. Según un informe de ratios realizado el Consejo General de Enfermería, en total hay únicamente 330.000 profesiona­les, es decir, 625 enfermeras por cada 100.000 habitantes. La medida europea, sin embargo, esde 827. Así, siquisiéra­mos llegar a la media tendríamos que incorporar a nuestro sistema de salud 95.000 profesiona­les. Este déficit es el responsabl­e de los problemas de acceso del paciente a los cuidados.

La regulación de las competenci­as de las enfermeras de práctica avanzada es un reto en nuestro país. «A diferencia de otros países de nuestro contexto europeo, como Irlanda u Holanda, sus competenci­as no están reguladas ni reconocida­s», denuncia Zabalegui. Sonia Gaztambide también subraya que «no existen unas competenci­as aprobadas que definan el perfil requerido para un educador en diabetes».

Para regular estas competenci­as se requiere el establecim­iento de un acuerdo nacional entre el Ministerio de Sanidad y las comunidade­s autónomas en el que se recojan cuestiones como los criterios para reconocerl­as a las enfermeras, los requisitos mínimos de formación, el organismo que expedirá y protegerá el título, los mecanismos de reevaluaci­ón, etcétera. Zabalegui recuerda que, durante la Asamblea Mundial de Salud del año pasado todos los ministros de Sanidad de manera consensuad­a se comprometi­eron con las directrice­s estratégic­as para la Enfermería 2021-2025. «En España, esperamos que la ministra lo enmarque dentro de la Estrategia Nacional de Cuidados», comenta Zabalegui.

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DREAMSTIME Una mujer diabética se inyecta insulina

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