El parón y el Mundial de la vergüenza
PuesPues ya estamos en el parón por el Mundial de la vergüenza. Este paréntesis llega cuando el Atlético ha superado la primera fase de la Copa del Rey por segunda vez en cuatro años. La actitud del equipo en Almazán, con un once repleto de titulares y varios mundialistas, demostró que el problema fundamental no es la falta de compromiso. Los que han acusado a los jugadores de falta de actitud o de estar haciendo la cama al entrenador pinchan en hueso. Teniendo en cuenta que la mayoría de los partidos terminan con el equipo volcado sobre la portería rival ante la necesidad imperiosa de hacer un gol, ya era un argumento con poco peso. Se podrá decir que las cosas no salen, que se necesitan demasiadas ocasiones para marcar o que tienen la confianza por los suelos, pero nunca que no hayan demostrado ganas de ganar y enderezar el rumbo.
El parón le viene al Atleti como una bombona de oxígeno que deberá utilizar para resetear, recapacitar y reiniciar una temporada donde los grandes objetivos ya han desaparecido del horizonte. Lo que parece evidente es que algo tiene que cambiar. Desde el club se deposita toda la confianza en la continuidad de Simeone, con contrato hasta 2024. Los movimientos en el mercado de invierno serán dolorosos, pero necesarios. Después de la eliminación europea, es obligatorio vender a algún jugador para ingresar un dinero que cuadre las cuentas, pero quizá haya más salidas inesperadas que ayuden a confeccionar una plantilla acorde a las características del entrenador argentino y no disponer de tanto talento desperdiciado por un sistema de juego que no explota esas cualidades. Quizá sea momento de dar un pasito hacia atrás para poder avanzar en la dirección correcta.