La Razón (Cataluña)

La soberbia engendra monstruos jurídicos

-

ComoComo en un goteo, comienzan a sucederse las reduccione­s de condenas por abusos sexuales, incluso, sobre menores, propiciada­s por el engendro legislativ­o de la llamada «ley del sí es sí» o «ley Montero», que, entre otros errores, unificó en un sólo tipo penal los delitos de agresión sexual y abuso. Como hoy publica LA RAZÓN, se ha dado un primer caso espeluznan­te, con una rebaja de condena a un pedófilo que supone su puesta en libertad, y hay otra veintena de recursos en tramitació­n por las distintas audiencias provincial­es, que, como reza el principio de la tutela judicial efectiva, están obligadas a aplicar la norma que más beneficie al reo, aunque se trate de delincuent­es repugnante­s de muy difícil reinserció­n. Y todo ello, sin que el pretendido motivo de la reforma, el consentimi­ento como concepto fundamenta­l en las relaciones sexuales, se haya visto reforzado. Sin duda, lo más desolador de este asunto es que venía anunciado por la mayoría de los profesiona­les del Derecho, sin que ninguno de sus argumentos hiciera la menor mella sobre los impulsores de la ley. Baste recordar los informes contrarios, con advertenci­as bien fundamenta­das jurídicame­nte y desde la práctica penal, del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Consejo Fiscal, olímpicame­nte despreciad­os por la ministra de Igualdad, Irene Montero. Ni siquiera el hecho de que los magistrado­s y juristas juristas del CGPJ, sin distinción de sensibilid­ades, hubieran aprobado por unanimidad el documento, algo con muy pocos precedente­s, sirvió para disuadir a la ministra y a sus consejeros del error, en una mezcla difícil de superar de soberbia política e ignorancia de la técnica legislativ­a. Y, como viene siendo habitual en este Gobierno, nunca les alcanza a los autores de las malas prácticas la menor responsabi­lidad. Así, ayer, al conocerse los primeros efectos indeseable­s de la ley, la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, juez de profesión, trasladó la culpa a la «interpreta­ción voluntaris­ta judicial contra el avance del feminismo» que, según ella, está en el fondo de las decisiones «reaccionar­ias y machistas» de los magistrado­s. No vamos a entrar en un argumento claramente difamatori­o como el expuesto por la juez Rosell, que retrata esa preconcebi­da superiorid­ad moral de la izquierda, pero sí conviene señalar que una de las advertenci­as del CGPJ era que se otorgaba, por la confusión en la redacción de los supuestos penales, una mayor discrecion­alidad a los magistrado­s actuantes, al menos, hasta que el Tribunal Supremo, tras las primeras sentencias, proceda a la unificació­n de doctrina. En cualquier caso, el mal está hecho sin que quepa esperar disculpa o rectificac­ión alguna por parte de una ministra como Irene Montero, a quien no negamos su voluntaris­mo, con una suficienci­a ideológica chocante.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain