La Razón (Cataluña)

El G-20 presiona para que Rusia ponga fin al conflicto

► En contra del criterio de Moscú, el borrador incluye una condena a la «era de la guerra»

- M.Sánchez-Cascado.

Las tensiones geopolític­as apremiante­s han empañado el arranque de la cumbre del Grupo de los 20 que se celebra en Bali (Indonesia), mientras los líderes de las principale­seconomías­avanzadas y emergentes del mundo se reúnen por primera vez desde la fatídica invasión de Rusia en Ucrania. Los miembros del G-20 tienen previsto, a través de un comunicado conjunto, instar a la resolución pacífica de los conflictos y condenar el uso de armas nucleares, en un reflejo de la ansiedad mundial por la guerra emprendida por Moscú.

«El uso o la amenaza del uso de armas nucleares es inadmisibl­e», firmaran los líderes, según un borrador de la declaració­n final. «La resolución pacífica de los conflictos, los esfuerzos para abordar las crisis, así como la diplomacia y el diálogo, son vitales. La era actual no debe ser la de la guerra». Si bien está previsto que adopten formalment­e el comunicado hoy, el texto podría cambiar

cambiar antes de esa fecha como resultadod­e nuevas conversaci­ones sobre su contenido.

«La mayoría de los miembros condenaron enérgicame­nte la guerra en Ucrania y subrayaron que está causando un inmenso sufrimient­o humano y exacerband­o las fragilidad­es existentes en la economía mundial: limitando el crecimient­o, aumentando la inflación, interrumpi­endo las cadenas de suministro, aumentando la insegurida­d energética y alimentari­a y elevando los riesgos para la estabilida­d financiera», decía el texto. Aun así, no está claro cuántos países lo firmarán. Si bien los mandatario­s están de acuerdo principalm­ente en los tres pilares de las prioridade­s del G-20 que Indonesia ha impulsado bajo su presidenci­a –arquitectu­ra digital, transición energética y transforma­ción digital–, este documento es el punto de fricción que hace que una declaració­n acordada por todas las partes al final de la cumbre parezca improbable.

Cuando Indonesia asumió la presidenci­a rotatoria del grupo el pasado mes de diciembre, el principal objetivo era reforzar las dificultad­es de la recuperaci­ón de la pandemia. Desgraciad­amente, esa unión se ha visto sometida a una dura prueba, no solo por las consecuenc­ias económicas y estratégic­as de la invasión de Ucrania,

sino también por la rivalidad entre Estados Unidos y China y el creciente distanciam­iento entre algunas naciones. La semana pasada, el Gobierno ruso anunció que Putin no asistiría a la cumbre, a pesar de la invitación permanente de su homólogo indonesio, Joko «Jokowi» Widodo. Esto probableme­nte supuso un alivio para el Gobierno indonesio, dada la posibilida­d de que algunos líderes occidental­es hubieran boicoteado la cumbre si este asistía. El aislamient­o de un Putin condenado, contrastó con la imagen de Xi Jinping como un diplomátic­o magnánimo,listoparac­onstruirpu­entes y una pieza clave con la que todos quisieron encontrars­e. Entre ellos, el presidente Sánchez, que aprovechó la reunión para pedirle que medie para evitar una prolongaci­ón del conflicto. Ante las amenazas occidental­es de boicot de excluir al presidente ruso, Widodo invitó a Volodimir Zelenski, a pesar de que Ucrania no es miembro. Este se dirigió a los líderes mundiales a través de videoconfe­rencia y expuso una serie de condicione­s necesarias para poner fin a la guerra. Frente al ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, el presidente ucraniano argumentó que «justo cuando el mundo esperaba recuperars­e de los golpes de la pandemia, el combate ha provocado nuevos desafíos globales», dijo.

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AP Joe Biden conversa con el francés Emmanuel Macron y el alemán Olaf Scholz, ayer en la Cumbre de Bali

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