Trump sí, Trump no: el partido se divide sobre su candidatura
► Los republicanos empiezan a ver al magnate como un lastre para ganar las elecciones presidenciales
El último escaño, el número 218, el más ansiado de todos para alcanzar la mayoría de los 435 asientos de la Cámara de Representantes, se hacía esperar más de una semana para los republicanos tras su frustrada marea roja.
Pero, nada más lejos de la realidad, estas elecciones de mitad de mandato han dejado a los republicanos gravemente heridos, con una grieta difícil de acortar a tiempo para 2024. Dos años que suenan a toda una eternidad en términos políticos, pero la carrera hacia la Casa Blanca ya ha comenzado. El expresidente Donald Trump, temeroso de que los resultados de las «midterm» perjudiquen sus aspiraciones políticas, no quiso esperar a conocer el recuento final de los votos para anunciar su candidatura oficial a la presidencia. Una semana exacta después, Trump tenía todo preparado desde Mar-a-Lago, su residencia en Florida, para hacer «un anuncio muy grande».
Al cierre de esta edición no se había producido el anuncio, pero su círculo lo daba por descontado. Sería su tercera carrera a la Casa Blanca, después de haber ganado las presidenciales de 2016 contra Hillary Clinton y perder su reelección en 2020. Aunque, tal y como apuntan ya voces críticas entre los conservadores, pueden ser también las segundas que pierda. La hija menor del expresidente, Tiffany Trump, se casó el pasado fin de semana en la residencia familiar de Palm Beach, y su padre aprovechó para pedir a la familia que prolongaran su estancia unos días más para estar presentes en la «gran fiesta» de su regreso. Días de preparación logística para el gran espectáculo televisado en «prime time». Volver a la Casa Blanca es la máxima aspiración de Trump desde que se vio obligado a irse. Biden tomó posesión el 20 de enero de 2021 ante un gran ambiente de crispación social, una reciente herida abierta del histórico asalto al Capitolio y continuadas acusaciones falsas de fraude electoral, que se han ido replicado desde entonces por todo el país a través de cientos de candidatos republicanos durante la campaña de las legislativas. Una decisión que ha terminado siendo contraproducente para la gran mayoría. La última de ellas: Katie Lake.
La polémica candidata a gobernadora de Arizona perdía frente su rival demócrata pocas horas antes de que Trump anuncia su candidatura oficial. El expresidente volvía a perder credibilidad entre sus propias filas al confirmarse la victoria de la demócrata Katie Hobbs. La que hasta ahora ha sido fiscal general del Estado conseguía, la noche del lunes, derrotar a una de las candidatas más controvertidas de las «midterm», apoyada por Trump y difusora de la teoría del fraude electoral.
Aunque el magnate se empeñe en alardear, apoderándose de más de 200 victorias republicanas, la estrategia trumpista ha resultado fallida para miembros del partido, que empiezan a manifestar públicamente su malestar tras los malos resultados de estas legislativas y, como consecuencia, abren la puerta a que otros candidatos con mejores opciones que el neoyorquino puedan competir.
Aunque Trump no quiere competencia y ya ha advertido con sutiles amenazas que quien pretenda hacerle sombra pagará las consecuencias. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, su exvicepresidente Mike Pence o el gobernador de Virginia, Glenn Youngkin, tienen todas las papeletas.
«Eso será para que otros lo decidan», respondió Pence a la pregunta de si cree que puede vencer al expresidente Trump. «Creo que los estadounidenses quieren ver a un líder nacional que sepa mostrar compasión y generosidad de espíritu», anticipó el exvicepresidente. Nunca antes Pence se había mostrado tan reacio. «Es hora de reconstruir el Partido Republicano», declaró todavía más tajante el senador Josh Hawley. «Necesitamos un partido más enfocado en trabajar en la gente que en Wall Street, más centrado en nuestra cultura que en las guerras extranjeras», recalcó.
Sin embargo, los asesores de Trump son optimistas. Creen que, más allá del fracaso de estas elecciones, la candidatura del expresidente inyectará ilusión.
Katie Lake, conocida como «la Trump con vestido», pierde en Arizona frente a su rival demócrata