Los lodazales de Sánchez
LaLa pandemia fue un motivo de desgaste para Pedro Sánchez. Sin embargo, la erosión fue mucho menor de lo que podría preverse. El temor a enfermar o morir, impidieron que se desatase una respuesta de la sociedad ante las medidas de restricción y la crisis económica. Además, las capas medias pudieron ver crecer sus ahorros durante estos dos años porque no podían consumir.
Después llegó la subida de la luz y del gasoil. La guerra de Ucrania ocupó la actualidad informativa y no fue difícil establecer una relación de causalidad. Sánchez acertó en la política internacional, la excepción ibérica está dando un respiro a los datos económicos, aunque el panorama a los próximos seis meses no es alentador. Después de todas las vicisitudes, Sánchez sigue en la carrera presidencial. En breve se podrá observar el nivel de desgaste real.
El mayor riesgo que corre en este momento es su relación con el independentismo. En Moncloa dan por amortizados los daños electorales ocasionados por los indultos del «procés», pero se equivocan. La falta de una respuesta activa del electorado no impide que se haya formado un poso que embarra toda acción del Gobierno. La reforma del delito de sedición ha contribuido a remover ese lodazal. Es posible que en Cataluña al PSC le venga bien, pero es seguro que al PSOE le viene mal en el resto de España.
Por si fuera poco, controversias como la de la Ley del «solo sí es sí», contribuyen a deteriorar la imagen de solvencia del Ejecutivo. En este caso, como en otras ocasiones, el PSOE es el que va a pagar los platos rotos de unos ministros podemistas insolventes que no han entendido que gobernar requiere hacer las cosas bien.