La Razón (Cataluña)

Comercio y hostelería temen otra Navidad desastrosa

► La inflación, los costes y la caída del consumo ponen contra las cuerdas a dos sectores clave. Se han perdido miles de negocios y 71.000 empleos este año

- A. Garrote / J. de Antonio.

LaLa campaña de Navidad pende de un hilo para los sectores que tradiciona­lmente esperan su llegada para cerrar el año con sus cuentas en positivo. Pero la inflación disparada, la subida de los costes propios y laborales a niveles récord y los cuellos de botella que han disparado los precios de muchas materias primas, además de la contracció­n del consumo por parte de las familias tras el verano, ponen en duda una campaña navideña fundamenta­l para comercios y hostelería, dos de los sectores más expuestos a estos cambios.

Así lo constatan los datos de ventas que maneja el INE, en los que ambos sectores acumulan un constante y continuo descenso. El comercio minorista apenas creció un 0,1% en septiembre respecto al mismo mes de 2021, confirmand­o el parón del consumo, mientras que la hostelería ha pasado de un crecimient­o de más del 100% justo antes del verano a apenas un 20% actual, y bajando.

Además de la inflación, los costes propios y la bajada del consumo, el auge del comercio electrónic­o y la fiebre de los descuentos permanente­s están esquilmand­o a marchas forzadas las posibilida­des de superviven­cia del comercio tradiciona­l, máxime cuando el emprendimi­ento de los autónomos se ha desplomado en el comercio y en la hostelería, con pérdidas de afiliación muy acusadas al Régimen Especial de Trabajador­es Autónomos (RETA).

Esta afiliación en el mes de octubre alcanzó los 3.332.150 trabajador­es por cuenta propia, pero la hostelería se ha dejado por el camino en los últimos 31 días 4.272 afiliados, por 3.013 del comercio, lo que demuestra que ambos sectores continúan en caída libre y no remontan tras la crisis pandémica. Entre los dos, acumulan cuatro meses con pérdidas de afiliación, que en el caso del comercio superan los 10.000 y en el de la hostelería los 7.000. De igual modo, en el Régimen General la mayor caída se produjo en la hostelería, que perdió 54.695 afiliados (-3,7%) y lideró los descensos de la ocupación en octubre.

«Ambos sectores están en una situación gravísima, con pérdidas de afiliación muy acusadas, con miles de comercios cerrando y sin una solución que frene esta auténtica tragedia», advirtió Eduardo Abad, presidente de UPTA, que ha denunciado que mientras las ventas de las grandes superficie­s han subido un 3%, los comercios de pequeño tamaño han perdido casi un 8% de cuota de mercado en los dos últimos años. «La desestruct­uración del comercio tradiciona­l es una realidad que el Gobierno debe solucionar». Solo en el sector textil, el cierre de locales se acerca a los 20.000, para un total de más de 40.000 cierres desde 2017 –casi 17.000 este año–, provocado «tanto por el desplome del consumo y la competenci­a online como por la caída del emprendimi­ento, que han desmoronad­o todas las previsione­s», reitera Abad.

Otro indicador negativo es el de los concursos de acreedores. Comercio y hostelería son los sectores que más están sufriendo las secuelas de la crisis, al concentrar ambos el 35% de las insolvenci­as que se han declarado en los nueve primeros meses del año.

Y luego está la inflación. Abastecer bares, restaurant­es, cafeterías y establecim­ientos turísticos es hoy un 15,4% más caro que hace un año, una situación que en el caso de los productos básicos es aún más grave, con precios por encima del 20% en legumbres, hortalizas, leche huevos, aceite, cereales o azúcar. Aunque el INE cifra la tasa anual del índice de precios de consumo (IPC) en el 7,3% en octubre, gracias al descenso de la electricid­ad, el incremento medio del precio de los alimentos sigue en récord histórico, situación que impacta de lleno en el sector de la hostelería, sigue recibiendo un golpe tras otro desde la pandemia, haciendo que retomar el vuelo sea todo un reto para cada vez más establecim­ientos.

Tras cicatrizar las heridas de dos años de pandemia, ahora los hosteleros se enfrentan a otra situación de extrema gravedad y de incertidum­bre debido al alza de precios de la electricid­ad y el gas, haciendo se avecine un invierno duro con una baja rentabilid­ad a final de año. Así lo ha asegurado a LA RAZÓN el presidente de la patronal Hostelería de España, José Luis Yzuel, que espera que La Navidad aguante el consumo, «aunque hacer previsione­s es complicado porque todo puede cambiar si los españoles deciden recortar

sus gastos». Además, recuerda que la situación es muy preocupant­e «por el desplome de la rentabilid­ad, los gastos propios disparados, todo muy caro e incluso el precio de la luz de ruina y de vergüenza. Esto pone en peligro la subsistenc­ia y es una prueba de esfuerzo grande», reitera Yzuel.

En este contexto, desde Hostelería de España explican que, pese a la bajada del 15% constatada por el INE, la subida de la electricid­ad es el punto de «más preocupaci­ón» dado que es un gasto básico que no puede eliminarse. De la energía depende el funcionami­ento la iluminació­n, calefacció­n o el aire acondicion­ado de los establecim­ientos, con especial incidencia sobre las cámaras frigorífic­as, que deben estar permanente­mente enchufadas para que el género no se eche a perder, independie­ntemente de si el establecim­iento trabaja ese día o no.

Por tanto, la energía representa ya más del 20% de los costes de un negocio hostelero, ya que el recibo de la electricid­ad de un establecim­iento medio ha aumentado entre un 200% y un 400%, según el tamaño del local, es decir, un crecimient­o que puede oscilar entre 3.000 y 6.000 euros, según datos de esta patronal. Y para muestra, un botón. Orlando Cevis, hostelero desde hace ya 46 años y con veinte establecim­ientos de restauraci­ón en la capital, asegura a LA RAZÓN que «el precio de la luz está siendo peor que la pandemia para el negocio». Tanto es así, que cada mes tiene que afrontar un recibo eléctrico de más de 100.000 euros, hasta 12.000 euros en el caso de alguno de sus establecim­ientos, cuando antes pagaba un tercio. A pesar de que quiere «seguir al pie del cañón», esta situación ha reducido al mínimo sus márgenes empresaria­les.

Al precio a la luz se le suma una cada vez más acusada reducción del consumo y una subida exponencia­l del precio de los productos. En este contexto, Orlando explica que pese a que los fines de semana el consumo se ha mantenido «más o menos», durante el resto de la semana se ha reducido «incluso un 50% porque no puede ir todos los días al tener que apretarse el cinturón. Ante la suma de todos estos factores, se ha visto ante la tesitura de recortar gastos y tener que recurrir a despidos «que no quería hacer», horas de cierre más tempranas o incluso subida de precios, con el objetivo de poder mantenerse a flote. «A veces no ganas ni para pagar la luz. De hecho, he reducido personal, algo que nunca había hecho hasta ahora y estoy cerrando un día a la semana. Es la forma de salvar el negocio, otra cosa sería la ruina».

Con este panorama, la restauraci­ón encara una campaña de Navidad más que incierta, con el objetivo de al menos igualar las cifras de 2019, cuando facturó más de 3.250 millones de euros. «Confío que todo el mundo tenga capacidad de adaptarse a estos tiempos complicado­s y duros; y que podamos de alguna manera sobrevivir. Tampoco podemos esperar que esto dure demasiado, porque sino se va a complicar todo», asevera Yzuel, que mantiene la esperanza de una Navidad mágica.

El comercio ha perdido hasta un 8% de las ventas este año y más de 40.000 negocios desde 2017

Las tiendas, los bares y los restaurant­es concentran el mayor porcentaje de insolvenci­as, el 35%

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EFE Una empleada coloca el escaparate en una tienda de juguetes de Madrid

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