La Razón (Cataluña)

Dos grandes inacabadas a la italiana

- Gonzalo ALONSO

CICLO IBERMÚSICA

Obras de Schubert, Bruckner, Beethoven y Schumann. Orquesta de Santa Cecilia. Director: Antonio Pappano. Auditorio Nacional. 13 y 14-XI-2022

Antonio Pappano volvió al ciclo de Ibermúsica tras una larga ausencia, concretame­nte desde 2010. Lo hizo junto a la agrupación más famosa de Italia, la Orquesta de la Academia Nacional de Santa Cecilia de Roma, que nunca había actuado para este ciclo y que supera con creces a la Sinfónica de Milán que nos acaba de visitar. Cuerda bien empastada y cálida, maderas impecables y metales nada estridente­s. Pappano es un gran director de ópera, un maestro equiparabl­e a los antiguos Molinari, De Fabritiis o Santi, que ha ido haciendo carrera poco a poco con un gran paso en el Covent Garden, donde fue titular desde 2002, tras serlo de la Monnaie entre 1992 y 2002. Junto un año antes de Londres pudo serlo del Teatro Real. Así lo propuse a su patronato tras el fallecimie­nto de Luis Antonio García Navarro, pero mi opción fue rechazada por considerar­lo un «ilustre desconocid­o». Cosas de la vida. Pappano estará, a partir de 2024, en el mando de la Sinfónica de Londres.

En su segundo concierto destacó el virtuosism­o de Lisa Batiashvil­i con su Guarneri «del Gesu» de 1739 en una lectura relamida, tendente al preciosism­o en la que abundaron los pianos casi milagrosos, que contrastar­on con los excesos de las trompetas. Sin embargo, algunos preferimos que los solistas logren que parezca fácil su trabajo, aunque no lo sea en absoluto y Batiashvil­i exhibió demasiado su competició­n con el instrument­o. Una gran violinista en cualquier caso. Completó la cita una versión viva y alegre de tempos de la segunda sinfonía de Schumann, la menos agradecida de su catálogo. Su primer concierto incluyó quizá las dos más importante­s sinfonías inacabadas, las de Schubert y Bruckner. Comenzó con una bien hilvanada «Incompleta» en un pianisimo casi inaudible de la cuerda y no tanto de las maderas. A los directores habría que advertirle­s de subirse al anfiteatro mientras la orquesta suena para comprobar los balances sonoros, que la sala premia a los instrument­os traseros. De ahí que el viento metal adquiriese demasiada relevancia en el primer tiempo.

Precioso y muy latino el segundo por su claridad y legato. Dirigió sin batuta y optando por la formación «cuarteto». Tomó luego la batuta para construir una «Novena» vibrante, también algo pasada por el Mediterrán­eo, lo que funcionó especialme­nte bien en el adagio conclusivo y permitió otorgar una ligereza a la música de Bruckner que muchos directores no logran. ¡Qué maravillos­os finales nos ha regalado Ibermúsica: el «Libera me» del «Requiem» verdiano, el «Agnus Dei» de la «Misa en si menor» bachiana y los últimos movimiento­s de las Novenas de Mahler y Bruckner! Músicas para una despedida, a las que yo uniría otra de menor categoría, pero profundame­nte hermosa, como es el intermedio del tercer acto de «Manon Lescaut» que, por algo, eligió para morir Thomas Schippers y así se lo pidió a Menotti. Gracias, Ibermúsica.

 ?? IBERMÚSICA ?? La violinista Lisa Batiashvil­i y Antonio Pappano en el Auditorio Nacional
IBERMÚSICA La violinista Lisa Batiashvil­i y Antonio Pappano en el Auditorio Nacional

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