La Razón (Cataluña)

Neymar busca la luz

Disputa su tercer Mundial como estrella de la selección favorita para llevárselo

- POR JOSÉ AGUADO

AsusAsus 30 años, Neymar ha ganado una Champion y Ligas y otros torneos en Francia y en España. No ha ganado un Mundial, tampoco una Copa América ni un trofeo individual importante. A sus 30 años, Neymar no ha sido lo que prometía ser. Por eso, este Mundial es tan importante para él. Con Messi y Cristiano Ronaldo embocando ya la salida del fútbol y con Haaland y Mbappé persiguien­do el puesto de banderas de este deporte, Neymar se ha quedado, al final, en una especie de tierra de nadie, un delantero por el que se pelearon los grandes equipos europeos y que este verano renovó unilateral­mente con el PSG, pese a que en el club francés preferían que se hubiese marchado para contentar a Mbappé.

«Soy un tipo diferente, feliz. No me gusta hablar de mí mismo, no me gusta presentarm­e como el mejor. Me gusta jugar al fútbol, me gusta ganar. Me gusta ser mejor cada día. Me gusta ayudar a mis compañeros de equipo, que es lo principal. Espero que mi nombre pase a la historia del fútbol. Si no en el fútbol, entonces en la vida de alguien», aseguraba el delantero brasileño en una entrevista en el periódico «O Globo».

Sin duda es un futbolista diferente, pero antes esa diferencia se destacaba sobre todo en el campo, por eso el Madrid quiso ficharlo hasta el último momento y por eso el Barcelona se endeudó para llevarlo al Camp Nou. Ahora, se destacan más otras cosas: su carácter, por ejemplo, o se pone en duda su dedicación: «He oído cosas durante mi carrera y las sigo oyendo hoy en día que miro y pienso: no tiene sentido. No puedo estar alcanzando cifras hoy sin haber cuidado mi carrera, sin haberme formado, sin haber luchado para conseguir todo esto. No puedo estar batiendo récords todo el tiempo, todos los días. ¿Cada partido rompo un récord para nada? No por nada. He trabajado para esto, me he entrenado para esto, he renunciado a muchas cosas para hacer esto», continuaba en la entrevista defendiend­o su dedicación.

Pero siempre ha estado un paso detrás de donde se esperaba que iba a llegar y, además, él parecía siempre incómodo de estar donde estaba. Se fue del Barcelona para dejar atrás el liderazgo de su amigo Messi y en cuanto llegó a París, donde fue tratado como un ídolo, concediénd­ole todos sus caprichos, tuvo ganas de irse. Y eso que llevó al PSG a una final de la Champions, el año de la pandemia, que perdió contra el Bayern. Su liderazgo fue indiscutib­le. Al no ganar, se quedó, de nuevo, un paso detrás.

Esta temporada, en París, ha empezado definitiva­mente a la sombra de Mbappé, al que tuvo que discutir hasta lo de tirar los penaltis, es decir, pelear públicamen­te públicamen­te y durante un partido, para que le consideras­en importante.

En Brasil, nadie duda de él. Va a jugar su tercer Mundial, el primero en buenas condicione­s. En 2014 se lesionó y cuatro años después llegó tocado. A Qatar llega dispuesto a todo y con uno de los equipos más ofensivos del campeonato y de la historia de Brasil. Ha jugado 121 partidos con la selección, es el número 10 y está a tres goles de superar a Pelé como máximo goleador de Brasil. «Voy a jugar como si fuera el último. Hablo con mi padre, siempre hablamos, juega cada partido como si fuera el último porque no sabes lo que va a pasar mañana. No puedo garantizar que vaya a jugar otro Mundial o que vaya a... Sinceramen­te, no lo sé. Voy a jugar como si fuera el último. Puede que juegue otro, puede que no. Depende. Habrá un cambio de entrenador, no sé si le gustaré al entrenador», continuaba explicando sus sensacione­s en el periódico brasileño.

Por experienci­a, por años y por su calidad, tiene que ser el referente de un equipo que juega siempre con la responsabi­lidad de hacer algo importante. Brasil es historia de los Mundiales y Tite ha conseguido juntar una serie de futbolista­s que da miedo. Desde un portero con la seguridad de Allison, titular en el Liverpool, a una delantera con Vinicius, Gabriel Jesús y Neymar. Es el Brasil de toda la vida: calidad y desenfado. «Siempre intento que todo sea desenfadad­o», continuaba Neymar acerca de su carácter en «O Globo». «No importa cuántas veces te encuentres con personas que no te animen o que hablen mal de ti, yo intento tomármelo de una manera completame­nte diferente. Trato de tomarlo de una manera diferente. Intento llevarlo al lado bueno. El lado que no conoces. Si solo conoces el lado oscuro, yo te mostraré la luz», decía.

Ganar sería el estallido definitivo, el golpe que ha estado esperando tanto tiempo la carrera entre tantas sombras de un futbolista genial.

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Neymar, líder de la selección brasileña

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