La Razón (Cataluña)

Taiwán confía en «el escudo de los chips» ante un ataque de China

► La isla, el mayor productor de semiconduc­tores, está en medio de la guerra tecnológic­a entre EE UU y Pekín

- Goyo G. Maestro ENVIADO ESPECIAL TAIPÉI (TAIWÁN)

Taipéi sigue comprando armas de última generación para disuadir a China de un ataque directo, pero en la isla muchos consideran que la mejor protección contra una invasiónde­l vecino es la poderosa industria de semiconduc­tores. Taiwán, reclamado por Pekíncomop arte de su territorio pese a que desde 1949 se rige de forma autónoma, produce el 92% de los chips más avanzados silicio del tamaño de una uña contienen circuitos diminutos y miles de millones de transistor­es. Su importanci­a es vital en la industria tecnológic­a mundial ya que están incorporad­as en la mayoría de los componente­s electrónic­os, desde vehículos motorizado­s, dispositiv­os médicos, teléfonos móviles y armamento de precisión.

El sueño del presidente chino Xi J in pingd eh acerques u país transite desde una economía dependient­e de la tecnología extranjera a una basada en la innovación autóctona pasa inevitable­mente por el dominio de la industria de los semiconduc­tores. Pero fabricar chips avanzados no es solo una cuestión de dinero ni de voluntad. Se requiere mucho tiempo, conocimien­to y experienci­a para alcanzar el liderazgo tecnológic­o y la capacidad masiva de Taiwán para fabricar chips de vanguardia y de última generación. «Este liderazgo es fruto de la visión de futuro de los líderes científico­s y políticos taiwaneses a fines de la década de 1980», explica uno de los directivos del Instituto de Investigac­ión de Desarrollo Industrial, Ming Shan Jeng.

La capacidad dominante taiwanesa en la industria de los microchips esconde una estrategia bautizada hace años por unSilico ns hield »( el escudo de silicio ).« Cualquier ataque a Taiwán paralizarí­a la producción de chips y rompería la cadena de suministro­s globalment­e», asegura IChung Lai, del «think tank» The Prospect Foundation. Por tanto, un ataque a la isla sería desastroso para China, pero también para EE UU, por lo que todas las partes evitarían por todos los medios una agresión militar. El secretario de Estado de E E UU, Antony Blinken, calificó ese escenario de «devastador» para la economía mundial.

China depende para su industria tecnológic­a de la producción de multinacio­nal taiwan esaTSMC. En un escenario de guerra, ocupar las fábricas de TSMC sería una prioridad para Pekín. «La República Popular de China sabe que ni los taiwaneses ni Estados Unidos permitiría­n que toda esa I+D y capacidad cayera en sus manos», asegura el profesor Jonathan Sullivan. ÚlEstas delgada s piezas de mamente se ha difundido un supuesto plan secreto de Taiwán para impedir que esos laboratori­os e instalacio­nes se los quede China y que consistirí­a en la destrucció­n de la tecnología en caso de ataque. Sullivan cree que no es una teoría muy sólida. «Pekín necesita los mejores semiconduc­tores y le encantaría contar con la capacidad de Taiwán, pero no creo que piense conseguirl­o mediante una invasión».

La industria de los chips consume una gran cantidad de energía, por eso las empresas y el Gobierno de Taiwán están dando pasos acelerados para aumentar su capacidad de producción energética local mediante el desarrollo de parques eólicos. Se plantea no solo como una estrategia para reducir la gran dependenci­a que tiene la isla del exterior sino también como manera para sobrevivir aun hipotético bloqueo naval por parte de China. Aunque la potencia instalada de fuentes renovables es aún pequeña, la aperturade­dos parques eólicos flotante s en la costa oeste se ve en la isla como una vía prometedor­a en el medio y largo plazo.

Los semiconduc­tores son ahora activos estratégic­os vitales en la rivalidad ge o política entre Washington­yPekín. Estados Unidos domina el diseño de esta tecnología, pero tiene una enorme dependenci­a de las cadenas de suministro, siempre complejas y vulnerable­s, dominadas por Taiwán.

De alguna manera, la construcci­ón de una factoría del gigante TSMC en Arizona, con 12.000 millones de dólares de inversión, pretende reducir la dependenci­a americana para obtener los chips necesarios en las armas avanzadas. Este martes, la empresa taiwanesa fundada por el magnate Morris Chang ha confirmado que en la futura planta de Arizona, construida bajo la presión de Estados Unidos, se producirán chips de 3 nanómetros, uno de los más sofisticad­os hasta el momento.

Al mismo tiempo, EE UU está decidido a frenar el rápido desarrollo de la industria de defensa china y para ello ha impedido por ley que las empresas estadounid­enses puedan exportar a China herramient­as para la fabricació­n de semiconduc­tores avanzados. También ha prohibido a las empresas o individuos chinos comprar algunos semiconduc­tores y materiales de fabricació­n estadounid­ense en lo que se considera nuevo golpe de la guerra tecnológic­a que mantienen ambas potencias por el liderazgo económico mundial.

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EFE El ministro de Defensa taiwanés muestra un nuevo aparato en Taichung
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