La Razón (Cataluña)

El PSOE se hace el harakiri

- Abel Hernández

HayHay momentos en la vida de los partidos políticos que se consideran históricos por su especial trascenden­cia. En el PSOE podemos anotar como tales el Congreso de Suresnes, en octubre de 1973, en el que la vieja guardia, encabezada por Llopis, fue relevada por los jóvenes sevillanos con Felipe González, «Isidoro», a la cabeza; la renuncia al marxismo en el 28º Congreso, mayo de 1979, entre llantos, confusión y dimisiones, incluida la del secretario general, y el apabullant­e triunfo electoral del 28 de octubre de 1982. El último cambio histórico en el partido centenario del puño y la rosa sucedió, con nocturnida­d y alevosía, en la madrugada del pasado viernes, 25 de noviembre, en el Congreso de los Diputados, cuando el grupo parlamenta­rio socialista apoyó unánimemen­te la reforma del delito de sedición, acordada por Pedro Sánchez con los secesionis­tas catalanes y vascos. «Aquí estamos todos los socialista­s juntos, sin fisuras», proclamó a la hora de votar, con todos sus compañeros en pie, Inmaculada Oria, que encabezó por sorteo la votación de la ignominia.

La estricta sumisión de los representa­ntes socialista­s al «sanchismo» y a los tenebrosos acuerdos de Sánchez con los enemigos declarados de la unidad de España significa para la mayor parte de los observador­es independie­ntes un cambio de rumbo histórico en la larga trayectori­a del Partido Socialista Obrero Español. En la noche del «black Friday» el PSOE se hizo el harakiri. Se volvió irreconoci­ble. Cruzó la última línea roja. Puso en riesgo a medio plazo el orden constituci­onal. constituci­onal. Y se contradijo definitiva­mente a sí mismo. La supresión del delito de sedición, con el pretexto de pacificar los ánimos de los separatist­as y con la idea de permanecer en el poder, se hace en contra de la trayectori­a histórica del partido, del programa electoral y de la mayor parte de la militancia socialista. Bien pueden decir esta vez los electores que los diputados sanchistas ya no les representa­n.

Este es el desenlace de una trayectori­a equivocada y contradict­oria: Sánchez no podría dormir con Podemos en el Gobierno, no negociaría nunca con Bildu, el CNI debería vigilar con «Pegasus» a los rebeldes catalanes, lo de Junqueras y compañía era una rebelión de libro… Y ya ven. Hasta aquí hemos llegado. Con los ánimos crispados y gran preocupaci­ón, la vida nacional se ve envuelta en una negra nube mientras el inquilino de La Moncloa consigue, a cambio de concesione­s peligrosas, aprobar los presupuest­os y viajar por el mundo. Sonríe satisfecho porque lo han hecho, sin competenci­a, presidente de la Internacio­nal Socialista mientras el PSOE se hacía el harakiri.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain