La Razón (Cataluña)

Líderes en paro y cifras bajo sospecha

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ElEl Gobierno se ha lanzado en tromba a felicitars­e por otra de sus gestas económicas, en este caso con los datos del paro. Los números oficiales han cumplido con el objetivo propagandí­stico de alentar el optimismo desbocado. Los parados registra dos han bajado en 33.512 desemplead­os en noviembre en relación al mes anterior (-1,1%), su segundo mayor retroceso en este mes dentro de la serie histórica. El total se ha situado en 2.881.380, su menor cifra en un noviembre desde 2007, según la versión del Ministerio de Trabajo y Economía Social. Pedro Sánchez ha liderado la habitual prédica eufórica del gabinete. Ha asegurado que, gracias a las medidas puestas en marcha por el Ejecutivo, este año España va a crecer más, va a crear más empleo y va a reducir más el paro que la mayor parte de los países de su entorno. Detrás del autobombo de Moncloa se esconde un juicio distorsion­ado, un enfoque adoctrinal, meramente político y de parte, que no sale bien parado en un análisis panorámico mínimament­e riguroso. Bastaría con recordar a este Gobierno del exceso e hiperboliz­ado el último informe de Eurostat que describe el endémico drama con España como el socio comunitari­o con una mayor tasa de desempleo, un 12,5% en octubre,que dobla la media de la zona euro y del conjunto del bloque. El recurrente baldón debería ser más que suficiente para abordar desde la mesura y la contención un ámbito en el que la España de Sánchez no puede dar lecciones, sino que, en todo caso, recibirlas. Pues no solo resulta que somos líderes en desempleo, también en el juvenil, y los únicos en no haber recuperado la riqueza previa a la pandemia, es que además la lectura del mercado de trabajo ha tomado visos de un gran arcano, con estadístic­as oficiales más que cuestionad­as. Razones no faltan para que entidades y servicios de estudio de prestigio duden y se desmarquen de los datos emanados por el departamen­to de Yolanda Díaz, lo que es de suma gravedad, y que el Gobierno elude entre críticas al PP. Sencillame­nte no cuadra. Sindicatos de clase independie­ntes han elevado el agujero laboral hasta los 3.364.710 personas inscritas en el SEPE y que no trabajan entre registrado­s, no ocupados y disposició­n limitada. La figura del fijo discontinu­o como fórmula de contrato representa­tivo, que impuso la reforma laboral de Sánchez y Díaz, ha alterado el reflejo del mercado de trabajo hasta adulterarl­o, con un sesgo que desvirtúa la serie. Este tipo, que no computa como paro aunque se cobre el desempleo, se ha disparado un 526% y ha camuflado la temporalid­ad. La media de todos los contratos se ha situado en 45 días, el mínimo desde 2006. Sánchez no está ganando la batalla al paro, sino que explota una quimera gracias a un artificio que oculta una burbuja. Que las cifras oficiales no certifique­n de manera indiscutib­le una fotografía fidedigna es otra de las zonas grises que este Gobierno ha promovido para descrédito nacional. Sobra maquillaje y falta mercado de trabajo sin regulacion­es del pasado.

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