La Razón (Cataluña)

Sunak sufre una derrota en su primer examen en las urnas

► Los conservado­res obtienen en Chester con su peor resultado en casi 200 años

- Celia Maza.

ElEl primer examen con las urnas al que Rishi Sunak se ha tenido que enfrentar como primer ministro no ha ido bien. Nada bien. El Partido Conservado­r perdió ayer las elecciones celebradas en el distrito de Chester, cosechando el peor resultado para la formación en este escaño en casi 200 años.

La oposición laborista consiguió el 61% de los votos. Aunque el dato verdaderam­ente relevante fue el «swing» (traspaso de votos de los «tories» a laboristas) del 14% porque coloca a la formación de Gobierno en un territorio tremendame­nte peligroso. Tras doce años en el poder, los conservado­res muestran claros signos de fatiga y las encuestas vaticinan que perderán las próximas elecciones generales, previstas para el año 2024.

En cualquier caso, la política británica lleva tiempo siendo completame­nte impredecib­le, por lo que ningún analista se atreve ya a descartar escenarios que parezcan ahora inverosími­les. Al fin y al cabo, no sería la primera vez. Tras las sucias batallas internas que forzaron la dimisión de la primera ministra Margaret Thatcher, los conservado­res consiguier­on luego ganar por sorpresa los comicios de 1992 bajo la batuta de John Major.

Las elecciones en Chester (noroeste de Inglaterra) tenían lugar tras la dimisión del laborista Christ Matheson tras ser acusado por el regulador de la Cámara de los Comunes de una falta grave de conducta conducta sexual. Pero la oposición laborista consiguió retener el escaño que ocupan desde 2015. La ganadora, Samantha Dixon, recalcó que los comicios habían sido una «encuesta de encuestas sobre Rishi Sunak». «Este es el coste de 12 años de Gobierno conservado­r, que ha hecho estragos en nuestra economía, destruido nuestros servicios públicos y traicionad­o a la gente que depositó su confianza en ellos», agregó.

Pero lo cierto es que, a diferencia de las derrotas totémicas cosechadas en su día por el polémico Boris Johnson en las elecciones parciales Wakefield y Tiverton & Honiton, pocos ven ahora la derrota en Chester como un ajuste de cuentas con Sunak como primer ministro.

La oposición saca hasta 25 puntos de ventaja en los sondeos, pero la valoración personal de Sunak es mejor que la del líder laborista Keir Starmer, que no acaba de despuntar. En cualquier caso, el inquilino del Número 10 –que está ahí por elección de sus propias filas, no por decisión del electorado– tiene ante sí una ardua tarea por delante para remontar la popularida­d de una formación que está en continua guerra civil.

En el Partido Conservado­r, la derrota de Chester se daba por hecha. Tanto que ningún ministro se molestó en pasear por allí para apoyar la campaña de su candidato. Pero la ausencia de pánico entre los parlamenta­rios «tories» al conocerse ayer los esperados resultados es precisamen­te el motivo de mayor preocupaci­ón. La sensación es que muchos han tirado ya la toalla porque ven prácticame­nte imposible dar la vuelta a los sondeos a tiempo para las elecciones próximas generales.

La formación pidió a los parlamenta­rios que comunicara­n antes del lunes 5 de diciembre, si iban a presentars­e a la reelección. Y una docena ha comunicado que abandonan el barco. El último en sumarse ayer a la lista fue Sajid Javid, ex ministro de Sanidad y ex titular del Tesoro y una de las figuras con más peso. Por su parte, según los medios, Boris Johnson sí buscará su reelección en el distrito de Uxbridge y Ruislip. Pero precisamen­te quizá no sea esta última la candidatur­a que mejor le venga al actual primer ministro porque lo que busca realmente Sunak es pasar página de todos los escándalos protagoniz­ados en su día por la «ambición rubia».

División conservado­ra

En efecto, el paso de Johnson por Downing Street supuso una revolución, en todos los sentidos. Pero lo cierto es que ya antes de su llegada, los conservado­res estaban completame­nte divididos. La ejecución del Brexit no logró terminar con la guerra civil y el espectácul­o de los últimos meses –con tres primeros ministros en 60 días- ha sido bochornoso. Se puede decir que los «tories» se han convertido en los peores enemigos de los «tories». Cualquier cuestión es motivo de enfrentami­ento. Desde la nueva relación que hay que tener con la UE, pasando por la estrategia ante China o la nueva regulación sobre las turbinas de parques eólicos.

De momento, el primer ministro Sunak está optando por mantener un perfil bajo, evitando así titulares que puedan dividir aún más a sus filas. Considera que calmar los ánimos, o al menos fingir de puertas para fuera cierta unidad, es clave para reducir la amplia ventaja que les saca la oposición laborista en los sondeos. Aunque lo tiene arduamente complicado. Quizá la situación económica –ahora con una inflación disparada del 11,1% y una deuda que roza el 100% del Producto Interior Bruto– pueda mejorar para 2024. Pero que los «tories» logren limar asperezas es ya más complicado.

Los laboristas ganan con el 61% de los sufragios y roban un 14% del voto conservado­r

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El primer ministro británico, Rishi Sunak, ayer
AP El primer ministro británico, Rishi Sunak, ayer

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