La Razón (Cataluña)

El presuntuos­o y arrogante Iglesias

«La vida es mérito y capacidad, esfuerzo y sacrificio, que son términos que no forman parte de su trayectori­a vital»

- Francisco Marhuenda

HeHe de reconocer que no es fácil estar en la piel de Pablo Iglesias, porque acumula fracaso tras fracaso. Ese permanente estado de enfado es muy clarificad­or. En todo lo que hace se queda a medio camino. Le ha pasado en la política y la docencia universita­ria. Los amigos le han ido abandonand­o, aunque le quedan unos pocos fieles. Me viene a la memoria la frase «un necio siempre encuentra otro más necio que lo admira» del poeta y crítico francés Boileau. Me temo que no sabrá quién fue Nicolas Boileau-Despreaux (1636-1711), aunque no hubiera empatizado con él, porque era un intelectua­l que tenía un trato cálido y amable. Fue considerad­o por sus contemporá­neos como una persona honrada, directa, clara y bondadosa. Cultivó diversos géneros como la poesía, la sátira, las epístolas y la traducción. En cierta ocasión dijo «odio los libros estúpidos», cosa que también me sucede, aunque añadiría el desprecio por los estúpidos, porque nunca hay que odiar a otro ser humano. Lo máximo que hago es retirarles el saludo. Es lo que me enseñaron mis padres.

He conocido gente con talento, pero ninguno se parece al arrogante y presuntuos­o Iglesias. La razón es evidente, porque no necesitan esgrimir su currículum. Los que lo hacen es porque reflejan un complejo de inferiorid­ad intelectua­l y académica. Me divierten mucho los ataques que me dedican Iglesias y sus fieles, pero aún más responderl­e alguna vez glosando su lamentable carácter y sus carencias. Desde su fracaso político ha elegido ser un periodista aficionado. Está empeñado en erigirse en el sumo inquisidor desde su zafio sectarismo y el rencor que corroe su alma. Ahora tiene la obsesión del «carné» de periodista. Le gustaría serlo y, además, catedrátic­o. El problema es que hay que trabajar. La vida es mérito y capacidad, esfuerzo y sacrificio, que son términos que no forman parte de su trayectori­a vital. No soy psicólogo ni pretendo serlo, pero ese caos intelectua­l, el desorden afectivo, el carácter caprichoso, la inestabili­dad profesiona­l, la violencia verbal, las amenazas y la incapacida­d de mantener a los amigos son elementos muy clarificad­ores de su personalid­ad. Nunca me ha importado la ideología de mis amigos y conocidos, solamente si eran buenas o malas personas. Con respecto a Iglesias que cada uno saque sus conclusion­es.

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