La Razón (Cataluña)

Trucos y pagos de Warren

- Carlos Rodríguez Braun

WarrenWarr­en Sánchez, el hombre que tiene todas las respuestas, y asegura que pasará a la historia por varias cosas, utilizará todos sus trucos demagógico­s para evitar el escenario más temible, a saber, que continúen sus derrotas electorale­s y que finalmente el pueblo español decida que el tiempo populista en La Moncloa ha tocado a su fin.

Es absurdo, por supuesto, menospreci­ar a Warren, que ha probado que no se detiene ante nada para conseguir y mantener el poder; y desde luego jamás se detiene ante el nimio obstáculo de la verdad.

Nos ha dado algunas pistas para que podamos detectar un patrón básico de su mendacidad, que consiste en el ocultamien­to de los costes con que su gestión lastra las finanzas familiares españolas. Esta misma semana comentó que en los Presupuest­os Generales del Estado la fiscalidad se limita a «nuevos impuestos a quien más tiene». Él sabe que es mentira, porque el incremento previsto del gasto y la deuda descargará su coste sobre el conjunto de los contribuye­ntes, y porque afirmar que los impuestos a la banca o las eléctricas no serán repercutid­os a los consumidor­es, o que castigar más a las grandes fortunas no tiene ningún impacto negativo en quienes no las poseemos, son fabulosas tomaduras de pelo.

Hablando de engaños, hubo dos muestras particular­mente interesant­es. Una fue cuando cuando Alberto Núñez Feijóo le reprochó por haber subido la deuda pública, y Warren alegó que lo había hecho para pagar los costes de la pandemia, un obvio camelo, porque la deuda no sube para hacer frente a unos gastos, sino que lo hace porque el gobernante no quiere pagar el coste político de reducir otros gastos, ni de subir explícitam­ente los impuestos al conjunto del pueblo a corto plazo. Como analizó el gran Amilcare Puviani hace más de un siglo, la clave de la Hacienda Pública es que el ciudadano perciba las virtudes del gasto siempre más que la opresión de los impuestos.

Y, por fin, hablando de impuestos, esta joya: «No me gustaría que los españoles se tuvieran que hipotecar para que sus hijos vayan a la universida­d o tengan que pagar un tratamient­o contra el cáncer». Esto es Warren en todo su esplendor demagógico, como si fuera él quien de su bolsillo financiara la educación o la sanidad, y no, precisamen­te, los españoles, a quienes él por la fuerza recauda y endeuda.

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