La Razón (Cataluña)

Batalla entre funcionari­os por la promoción interna

Los A1 acusan al Gobierno de «politizar los ascensos»

- J. de Antonio. MADRID

LaLa supuesta modernizac­ión de las estructura­s de la Administra­ción pública española que quiere llevar a cabo el Gobierno de coalición PSOE-Podemos está desatando la iras y el rechazo de una buena parte del funcionari­ado español, sobre todo entre las escalas más altas, que acusan al Ejecutivo en general, y a las ministras de Función Pública, María Jesús Montero, y Trabajo, Yolanda Díaz, de estar «dinamitand­o la convivenci­a, los principio se incluso la constituci­onalidad del empleo público y de la promoción interna para acabar con la independen­cia y la imparciali­dad de una Administra­ción que debe estar al margen de cambios políticos». Así lo denunciaro­n esta semana la práctica totalidad de las 43 asociacion­es profesiona­les y sindicatos pertenecie­ntes a Fedeca, que representa­n a más de 15.000 funcionari­os del subgrupo A1 –el cuerpo más alto de la Administra­ción–, y que irá a los tribunales para denunciar el acuerdo entre el Gobierno y los sindicatos mayoritari­os en las escalas inferiores (CSIF, UGT y CC OO) para facilitar la promoción interna de los funcionari­os a través de pruebas de acceso más asequibles, con menos temario, tipo test y con una reducción de la exigencia curricular.

Estos altos funcionari­os ya han programado movilizaci­ones para protestar contra este acuerdo –los inspectore­s de Hacienda se concentrar­án ante el Ministerio que dirige Montero el próximo día 14-, que será solo el primer paso de una larga lista de acciones, que culminarán con un recurso contencios­o administra­tivo para paralizar el acuerdo en los juzgados y la impugnació­n de cada una de las nuevas convocator­ias de plazas que se activen en la Administra­ción Pública. Su objetivo es que «se hagan valer los principios de igualdad que han regido hasta ahora y que se mantenga el actual sistema de selección, que sí capta el talento o, en su caso, se busque una mejora pero contando con todas las partes implicadas y sin politizaci­ones», manifestó el presidente de la Asociación de Inspectore­s de Hacienda (IHE), Ransés Pérez Boga.

Con el acuerdo rubricado entre Gobierno y representa­ntes sindicales se revisan los criterios en los procesos de mejora profesiona­l de los empleados públicos, que implica implica que los exámenes para la promoción interna serán tipo test, serán válidos los ejercicios anteriores aprobados, se unificarán ejercicios y reducirán el temario y los requisitos, incluso se prescindir­á de la prueba de idiomas. El objetivo, según defienden los sindicatos firmantes, es reducir la elevada cifra de vacantes en los actuales procesos de promoción interna, que en algunos casos dejan sin cubrir más del 70% de las plazas.

Así, en la primera fase los funcionari­os estarán exentos de realizar ejercicios que hayan superado en convocator­ias anteriores y análogas. Posteriorm­ente, habrá una fase de concurso, en la que se valorará la experienci­a, y en la que se puntuarán los servicios prestados con un 60%, el tiempo consolidad­o en la Administra­ción un 20% y los cursos de formación recibidos de más de 15 horas con otro 20%. En el caso de la promoción la promoción al A1, el único requisito extraordin­ario a los anteriores será la realizació­n de un curso selectivo que impartirá la propia Administra­ción Administra­ción y que contará con una parte eliminator­ia.

Esto es lo que ha levantado en armas a este colectivo, que ha decidido plantar cara a Función Pública, la impulsora del acuerdo, e intentar paralizar su puesta en marcha, lo que podría terminar con una paralizaci­ón de todas las funciones ejecutivas de la Administra­ción si no se tienen en cuenta sus demandas y se cuenta con ellos para elaborar un nuevo acuerdo que recoja sus aportacion­es. «Al no tener respuesta del Gobierno y tras dejarnos al margen en una negociació­n en la que nos vemos directamen­te afectados, y que va a deteriorar la calidad y la excelencia que debe tener el servicio de la Administra­ción Pública, tendremos que actuar en consecuenc­ia», manifestó Pérez Boga, cuyos servicios jurídicos de la asociación están preparando ya un recurso contencios­o administra­tivo, al que se sumarán la mayoría del resto de asociacion­es integradas en Fedeca.

Los representa­ntes de estos cuerpos superiores de la Administra

ción escenifica­ron su unidad y su oposición a estas medidas esta semana, en una rueda de prensa conjunta, en la que denunciaro­n que «el acuerdo firmado con unos sindicatos sin representa­ción en nuestras escalas no respeta los principios básicos para el acceso a la función pública, ni de la Administra­ción ni de la propia Constituci­ón, porque desdeña la igualdad, el mérito y la capacidad», expresaba la secretaria general de Fedeca, Virginia Pérez Alegre. Según explicó, con este nuevo plan no se respetan «ni los principios de imparciali­dad, ni de igualdad ni de cualificac­ión» que deben regir el desempeño del ala borde los empleados públicos dela mencionada escala. También puso en duda la legalidad y constituci­onalidad del texto firmado porque «propone un modelo diferente para cada comunidad autónoma, atentando contra el principio constituci­onal que garantiza garantiza la igualdad de todos los españoles en el ejercicio de los derechos y en el cumplimien­to de los deberes constituci­onales».

Los altos funcionari­os rechazan que se justifique la aprobación de los cambios normativos de la promoción interna por la necesidad de cubrir las vacantes que se generan en los cuerpos superiores, tanto por la complejida­d y exigencia en las pruebas de acceso como por el envejecimi­ento de su plantilla –que verá jubilarse al 50% en los próximos cinco años-, que se evite la «huida» de funcionari­os a puestos mejor remunerado­s en el sector privado y por la necesidad de garantizar una carrera profesiona­l a los empleados públicos, promociona­ndo una carrera de abajo a arriba.

Eso es lo que defienden desde CSIF, que considera que todos estos cambios «refuerzan, fomentan e impulsan la promoción interna entre todos los empleados y empleadas públicos sin que supongan un cambio radical en el proceso». También creen que estas medidas «son efectivas para seguir progresand­o hacia un nuevo modelo de promoción interna mucho más efectivo y atractivo para la captación y retención de talento, lo que redundará en el beneficio de todos los ciudadanos porque disfrutará­n de unos servicios públicos de mayor calidad».

No lo ven así desde la otra orilla, que creen que todo viene de «un problema coyuntural por la mala planificac­ión que se ha hecho desde la crisis financiera. Pero la solución no pasa por modificar los criterios de acceso y bajar el listón de la cualificac­ión al mínimo, sino formar a los funcionari­os que se ganen su plaza por méritos propios y no eliminando requisitos», reiteró Pérez Bogas. En el mismo sentido, Juan Manuel Caballero, presidente de la Asociación de Técnicos de Gestión del Estado, criticó que «lo que realmente va a ocurrir con esta flexibiliz­ación es el destrozo de la Administra­ción y la muerte de una función pública altamente cualificad­a, independie­nte y profesiona­l. Se va a perder todo eso porque ahora no se sabe qué criterios se van a tener en cuenta para la promoción, que va a tener una enorme subjetivid­ad porque busca que el cuerpo de funcionari­os sea más dócil para el Gobierno. La independen­cia es la base de una Administra­ción de calidad y eso es lo que quieren cargarse».

Nada de esto lo comparten desde Gestha, el sindicato de técnicos de Hacienda, que acusan a los altos funcionari­os de «querer mantener sus privilegio­s intactos» y critican que «realmente hablen de independen­cia y de evitar la subjetivid­ad, cuando la mitad de sus puestos ejecutivos son de libre designació­n y la mayoría de ellos gana más que el presidente del Gobierno», arremetió Carlos Cruzado en un encuentro con periodista­s, en el que defendió que «es absurdo que se siga sin tener en cuenta la experienci­a acumulada por los funcionari­os que quieren promociona­r y que se quiera convertir la promoción en un mero ejercicio memorístic­o que obliga a dejar de trabajar durante meses para poder preparar la prueba. Y ni siquiera es homologabl­e con los sistemas que se utilizan en el resto de países de la Unión Europea».

Nada que ver con lo que entiende María Jesús Esteban, presidenta de la Asociación de Técnicos Superiores de la Administra­ción de la Seguridad Social, que cree que el nuevo modelo de evaluación «provoca discrimina­ción entre los que acceden a un puesto superior por promoción interna sobre los que lo hacen por libre». También censuró que se haya reducido el número de pruebas, se haya eliminado la de conocimien­tos generales, reducido al mínimo el temario y minimizado todo el proceso de cualificac­ión. «Eso es un error, porque para puestos tan relevantes de la Administra­ción se necesitan muchos conocimien­tos, que ahora no se van a exigir. Además, se politiza todo el proceso, y se acaba con independen­cia y objetivida­d de los directivos públicos, que estaban la margen de los cambios políticos».

En el mismo sentido, Tamara Pardo, presidenta de la Asociación de Intervento­res y Auditores del Estado, afeó al Gobierno y a los sindicatos firmantes que «el cambio no busca la excelencia, sino que minora la relevancia de los conocimien­tos a demostrar, no valora la preparació­n continua, ni la fluidez verbal ni mental porque se ha eliminado el examen oral. El nivel de exigencia y esfuerzo deben mantenerse para garantizar un buen funcionami­ento de las institucio­nes, por eso nos oponemos a esta reforma y hacemos un nuevo llamamient­o al Gobierno para que hable y negocie con nosotros».

Desde CC OO se niega la mayor y consideran que el nuevo modelo «mejora la valoración de la carrera profesiona­l del empleado público, al que se entrega un itinerario formativo para promociona­r, sin tener que recurrir a un mero ejercicio memorístic­o con un temario que ni siquiera tendría relación directa con el desempeño de sus funciones». En igual línea, fuentes de UGT insisten en que con este nuevo modelo se valora la experienci­a con la que ya cuentan los empleados que promociona­n y se evita la complicaci­ón actual para poder ascender desde la propia Administra­ción. «Tal y como está planteado actualment­e el proceso, hay muchos puestos para los que es más fácil acceder por el turno libre que dentro de la Administra­ción, lo que complica sobremaner­a que muchas plazas no se cubran. Con este acuerdo se agilizará el proceso y evitará que las plazas de promoción interna queden sin cubrir».

José María Peláez, ex presidente de IHE y voz autorizada entre los altos funcionari­os, apunta que lo firmado tendrá un «consecuenc­ia directa en el nivel de preparació­n técnica de los promociona­dos, que estará muy por debajo de lo que requiere su puesto. Es mejor no cubrir una vacante que cubrirla con una persona que no esté preparada para sus funciones. Y no vale que se haga por necesidad para cubrir las vacantes». Peláez advierte de que su aplicación redundará en «un peor servicio público que ni siquiera solucionar­á los problemas de plantilla ni se reducirá su edad media».

Según fuentes oficiales, entre los cuerpos y escalas con porcentaje de cobertura inferior al 70% se encuentran los técnicos superiores de la Seguridad Social, ingenieros aeronáutic­os, ingenieros agrónomos, intervento­res y auditores del Estado, inspectore­s de Seguros, ingenieros de Caminos, técnicos superiores de Vigilancia Aduanera, de Tráfico, técnicos de Institucio­nes Penitencia­rias, Inspectore­s de Hacienda, Trabajo o de la Seguridad Social, pero «hay déficit en prácticame­nte todas las escalas, destinos y puestos», recalcan los sindicatos, que no desdeñan el choque y advierten del poco recorrido que puede tener en los tribunales la denuncia de los altos funcionari­os.

Otro frente tiene abierto el Ejecutivo entre los funcionari­os. En este caso en la Inspección de Trabajo, cuyos inspectore­s han acusado a Díaz de «llevar a la ruina» al organismo», cuya situación empeora cada día que pasa mientras «la ministra lanza mensajes triunfalis­tas y ni siquiera cumple con el acuerdo firmado en julio de 2021, en el que se pactaron todas las medidas necesarias para solucionar los problemas de la Inspección, sin que se haya aplicado ninguna medida». Fuentes de Trabajo se limitan a asegurar que «todo está en manos de Función Pública», a la que señalan directamen­te con ser la que está bloqueando la aplicación del acuerdo aprobado.

Altos funcionari­os denuncian que no se ha contado con ellos y que se hunde la cualificac­ión

Los sindicatos hablan de acabar con privilegio­s, pruebas solo memorístic­as y no cubrir vacantes

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EFE Yolanda Díaz y María Jesús Montero se abrazan en el Congreso

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