La Razón (Cataluña)

Los narcos buscan nuevo «paraíso»: dejan Dubái por Turquía

La ciudad árabe, su último santuario, pierde atractivo tras el último golpe policial de la UCO

- Laura L. Álvarez. MADRID

AunqueAunq­ue el contenedor con 698 kilos de cocaína entró en el puerto de Valencia en marzo de 2020 (justo cuando se decretó el estado de alarma por la pandemia), no fue hasta junio del año pasado cuando los agentes del Grupo Central de Antidrogas de la UCO de la Guardia Civil pudieron ponerle nombre y apellidos a su dueño. dueño. Pudieron hacerlo porque en febrero de 2021 Europol descifró una plataforma de comunicaci­ones encriptada­s denominada Sky ECC. Aquello fue una mina de oro: narcos y demás jefes del crimen organizado internacio­nal hablando abiertamen­te de todo. Se sentían relajados porque creían que era un método de comunicaci­ón infranquea­ble y lo fue durante años... pero nada es eterno.

Según el último informe de la Junta Internacio­nal de Fiscalizac­ión de Estupefaci­entes de Naciones Unidas, el desencript­ado supuso «informació­n muy valiosa sobre el funcionami­ento de redes delictivas» y policías de toda Europa tuvieron acceso a «cientos de millones de mensajes cifrados que les permitiero­n frenar actividade­s delictivas en distintos países». En España sirvió para abrir varias investigac­iones; entre ellas, ésta que nos ocupa: una de las más importante­s de los últimos años y que ha culminado con el desmantela­miento del «supercárte­l» de la cocaína europeo liderado por los llamados «Señores de la Droga» de Dubái. Se trata de una operación internacio­nal coordinada por Europol en la que han participad­o policías de Países Bajos, Francia, Bélgica y Dubái. Se han aprehendid­o más de 30 toneladas del preciado estupefaci­ente y se han detenido, entre el 8 y el 19 de noviembre, a 49 personas (15 en

España), de las que siete son considerad­as «High Value Targets» (HVT) u objetivos de alto valor. Se estima que, solo entre ellos siete, movían, al menos, un tercio de la coca que entraba en Europa.

Todos habían recalado en esta ciudad emirato de los Emiratos Árabes atraídos por el lujo y las «comodidade­s jurídico-policiales» que les brindaba la ciudad. Es decir, era su santuario, allí se sentían libres y protegidos para organizar sus negocios ilícitos sin el temor a que la policía del país les pusiera muchos problemas y, en caso de que alguna policía extranjera llegara hasta ellos, sabían que les resultaría complicado lograr la extradició­n. Pero el mes pasado se les acabó el chollo.

Este golpe policial les ha descolocad­o de tal forma que, según fuentes policiales, ya están pensando en otro destino. Al igual que ha ocurrido en España con la Costa del Sol, en Dubái los problemas entre distintas organizaci­ones estaba comenzando a desembocar en ajustes de cuentas, secuestros y asesinatos. Una criminalid­ad que podría afectar a la imagen del país y motivo por el que las autoridade­s dubaitíes podrían haber comenzado a «dejar entrar» a los investigad­ores policiales europeos. Este paso por parte de la Policía de Dubái es la gran novedad de la operación; de hecho, fue la propia UCO quien pudo colaborar con ellos por primera vez.

Por eso, al ser la primera vez que se han visto sorprendid­os en un lugar que creían sagrado, muchos narcos ya se están mudando a las zonas costeras de Turquía, según las mismas fuentes, donde también existen dificultad­es de extradició­n por la ausencia de convenios con la mayoría de países.

Lo explica Jari Liukku, responsabl­e del crimen organizado de Europol, en una videoconfe­rencia con la UCO de Madrid. «Los jefes siempre van a tener presencia en los países donde se introduce la droga, en España, Italia o Balcanes pero habían encontrado en Dubái un lugar muy seguro que, gracias a esta operación, ha dejado de serlo». Así, ese primer éxodo al emirato que comenzó a producirse hace unos cuatro o cinco años desde lugares como la Costa del Sol ha desembocad­o, como efecto secundario, en un nuevo «flujo migratorio» de narcos a Turquía.

Eso sí, los expertos advierten de que siempre van a seguir instalados en los lugares de salida y entrada de la mercancía, dado que necesitan corromper a agentes y empleados portuarios. Por eso muchos están instalados en Suramérica –los puertos más activos actualment­e son Santos (Brasil) y Guayaquil (Ecuador)– o cerca de los puertos de entrada de cocaína a Europa como Róterdam (Holanda), que ahora mismo encabeza la lista, Ámberes (Bélgica) y España, con Algeciras a la cabeza.

Es decir, la Costa del Sol, no va a dejar de ser un nido del crimen organizado europeo por su situación estratégic­a y la calidad de vida, algo imprescind­ible para ellos. De allí salió huyendo, precisamen­te, nuestro protagonis­ta de la historia, la rama española de esta operación internacio­nal. Se llama Ryan James Hale, solo tiene 32 años pero ya llevaba unos cuantos siendo el responsabl­e de la introducci­ón de miles de toneladas de cocaína en España con destino principal a Reino Unido, de donde es originario. Apadrinado por su suegro –uno de los principale­s narcotrafi­cantes de su país– aunque ya con contactos propios en origen y llegada, James era, casualment­e, el propietari­o del barco que llegó a Valencia justo al inicio del confinamie­nto.

Por problemas con otras organizaci­ones, el joven sufrió un intento de secuestro en Málaga, se asustó de verdad y decidió mudarse con su mujer y su hijo a Dubái, como ya habían hecho otros «compañeros». Allí se instaló en una mansión de la famosa isla artificial con forma de palmera y allí fue arrestado el mes pasado, de forma simultánea a sus otros seis socios. Entre ellos, el responsabl­e en origen del barco de Valencia, un panameño (el contenedor salió de allí) llamado Anthony Alfredo Martínez Meza. Tan bien le iban las cosas que él también se había mudado a Dubái.

Desde allí los siete movían cada día contenedor­es cargados de cocaína hacia Europa. Funcionaba­n como lo hacen ahora la mayoría de los cárteles, como una especie de cooperativ­a donde todos participan invirtiend­o diferentes cantidades de dinero en todas las operacione­s para diversific­ar riesgos y también para asegurarse de que a todos les interesa coronar.

«Lo hacían cada día. Movían contenedor­es con toneladas de cocaína todos los días. Llegar a uno de ellos nos parecía imposible pero que hayan caído siete es un sueño». Lo reconoce el comandante Álvaro Montero, jefe del Grupo Central Antidroga de la UCO y responsabl­e de la operación. Pero no solo ha sido un logro descabezar el supercárte­l a nivel europeo. En España han conseguido retirar de la circulació­n a gente muy importante, especialme­nte en el puerto de Barcelona, donde había una empleada y dos extrabajad­ores a sueldo.

En nuestro país, donde se han practicado 15 detencione­s, la organizaci­ón estaba dividida en dos células: Costa del Sol y Barcelona. El hombre de confianza que James había dejado en Málaga dirigía la red de blanqueo de capitales a través de sociedades de inversión inmobiliar­ia. «Habían logrado introducir en el mercado legal 24 millones de euros en propiedade­s y también hemos intervenid­o 500.000 euros en efectivo. La mayoría lo llevaban a Dubái con distintos métodos como el hawala o monederos de bitcoins», explica el comandante.

Aunque el gran triunfo está en haber acabado con la corrupción –por un tiempo– en el puerto de Barcelona. El responsabl­e de Antidrogas asegura que «entre los detenidos hay un búlgaro con seis o siete identidade­s distintas que vivía en Málaga pero tenía el control del puerto de Barcelona, Valencia y Algeciras. Junto a otro compatriot­a eran los jefes del entramado y estaban tan activos que trabajaban para muchas organizaci­ones que quisieran dar entrada a sus mercancías por estas vías. La Policía de su país nos dijo que era uno de los criminales más buscados de allí». Ahora toca esperar a que el Juzgado de Instrucció­n número 2 de Valencia, que ya ha metido a 13 de los 15 detenidos en prisión provisiona­l, consiga la extradició­n de James y del panameño a España.

Eran conocidos como los «Señores de la Droga» y llevaban años operando de forma conjunta

Entre los siete jefes movían, desde Dubái, un tercio de toda la cocaína que entraba en Europa

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MANSIONES, ARMAS Y 500.000 EUROS EN EFECTIVO La operación se saldó con 49 detenidos en toda Europa. En España se intervinie­ron también coches de lujo y pistolas con silenciado­r

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