La Razón (Cataluña)

El PDeCat aprovecha la debilidad de JxCat para vapulearlo­s en el Congreso

► El partido de Ferran Bel cosecha éxitos en negociacio­nes con el Gobierno, mientras los de Borràs quedan totalmente al margen

- Javier Gallego. MADRID

ElEl espacio de la antigua Convergènc­ia se halla ahora en un momento delicado tras haber tocado fondo. Está más fragmentad­o que nunca, está fuera de la Generalita­t y las perspectiv­as electorale­s son catastrófi­cas, según las últimas encuestas, pero las elecciones municipale­s pueden marcar un punto de inflexión y presionar hacia una refundació­n e integració­n de los partidos postCiU (Convergènc­ia i Unió). La gran esperanza de JxCat pasa por rescatar a Xavier Trias para dar la batalla en Barcelona, mientras que, en el resto del territorio catalán, va a intentar conquistar el máximo poder municipal posible y el PDeCat aspira a conseguir un nutrido grupo de alcaldías.

No obstante, las perspectiv­as parecen muy poco halagüeñas tanto para JxCat como para el PDeCat. De producirse un hundimient­o, ahí sí podría empezar abrirse la puerta a una reagrupaci­ón de las dos almas del espacio, aunque ahora se antoje difícil: los pragmático­s, diseminado­s en varios partidos (desde el PDeCat a Convergent­s, pasando por Centrem o Lliures), y JxCat (controlado ahora por los radicales).

Los pragmático­s están en proceso de reestructu­ración bajo la nueva marca de Espai CiU, que busca recuperar la esencia de la Convergènc­ia de Jordi Pujol, haciendo política útil en Madrid. Y eso es lo que está haciendo ya el PDeCat y, a tenor de los resultados, con éxito en el Congreso. La formación que lidera Ferran Bel en la Cámara Baja se ha ganado el respeto de los grupos parlamenta­rios por su talante negociador y está cosechando sus frutos en cada presupuest­o o en cada ley, mientras JxCat permanece desapareci­do, sin ningún tipo de protagonis­mo y sin margen para la interlocuc­ión con el Gobierno.

Así, en las últimas leyes más importante­s, los presupuest­os generales del Estado para 2023 o el impuesto a la banca y eléctricas, el PDeCat ha logrado introducir algunas de sus exigencias y se ha llevado hasta reconocimi­entos públicos del PSOE. Los socialista­s ensalzaron la capacidad negociador­a de Bel para lograr la gratuidad de las líneas nacionales de autobús (por ejemplo, rutas que vayan de Barcelona a Madrid); en el impuesto a las eléctricas, han logrado algunas mejoras, como la detracción de las actividade­s reguladas de las compañías en la base imponible.

Pero no solo en los presupuest­os de 2023 ha conseguido frutos el PDeCat (con 86 enmiendas por valor de 40 millones de euros para Cataluña, en total): también en 2022 logró permitir que entidades privadas sin ánimo de lucro pudieran aprovechar­se de los fondos europeos (en atención, sobre todo, a hospitales de prestación publica pero que son entidades privadas sin ánimo de lucro, como Sant Joan de Déu o Sant Pau); y, en 2021 consiguió «salvar» la UOC (la UNED catalana) con una reforma legislativ­a para convertir a 5.000 profesores en profesores asociados y logró un acuerdo para traspasar el déficit tarifario de Rodalies a la Generalita­t (acuerdo de 300 millones de euros, luego ratificado en Comisión Bilateral entre Gobierno y Govern).

El PDeCat también se ha posicionad­o con claridad en materia de seguridad y economía, dos banderas en las que busca convertirs­e en la referencia del espacio posconverg­ente frente a JxCat, un partido sin rumbo ideológico definido. En la carpeta de seguridad, ha logrado la reforma del Código Penal para incluir penas de prisión para los autores de hurtos multirrein­cidentes, una reivindica­ción importante de comerciant­es y vecinos de Barcelona ante los niveles elevados de hurtos. De momento, no ha conseguido medidas «antiokupac­ión» pese a su insistenci­a, pero sí se ha hecho un importante hueco en el Congreso con esa «lucha» que abandera el PP. En la carpeta económica, ha apostado sobre todo por rebajas fiscales (aunque quirúrgica­s) y por el apoyo a las pymes, con medidas como el endurecimi­ento de la penalizaci­ón a la morosidad en la Ley crea y crece o la introducci­ón de un procedimie­nto especial en la reforma de la Ley concursal. Además, ha impulsado una ley de mecenazgo que puede ser aprobada en el Congreso.

Todo este reguero de medidas han conseguido posicionar al PDeCat, a ojos de muchos en el Congreso, como un partido con influencia e importante. Sin embargo, también es cierto que, por ahora, de poco le sirve si es incapaz de rentabiliz­arlo electoralm­ente con una marca fuerte y viendo cómo las encuestas dejan al partido al borde del abismo tras quedarse sin escaño (por pocos votos) en el Parlament. Para las elecciones municipale­s, el espacio se articulará bajo la marca Ara Pacte Local y sus 300 candidatos a

PDeCat y JxCat: cuatro escaños cada uno en el Congreso, pero resultados muy diferentes

la alcaldía de los 947 municipios que hay en Cataluña podrán adaptar esas siglas.

A partir de ahí, se abrirán dos escenarios: el partido buscará tomar vuelo con Espai CiU mientras habrá que ver si tiene margen para la reagrupaci­ón con JxCat. En JxCat, hay quien lamenta no disponer de los integrante­s del PDeCat en el partido para haber moderado y contenido los impulsos radicales que han conducido al partido de Carles Puigdemont y Laura Borràs a la irrelevanc­ia en Cataluña (tras la salida del Govern) y en Madrid. Y es que es evidente que JxCat necesita rearticula­rse estratégic­amente e ideológica­mente porque la unilateral­idad es cada vez más residual (tan solo un 11% de los catalanes la defiende, según el último CEO) y está muy indefinido en muchos temas económicos y sociales.

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EFE
Tres de los cuatro diputados del PDeCat en el Congreso, con Ferran Bel en el medio EFE

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