¿Fue antes el huevo o la gallina?
HoyHoy en día seguimos sin hallar respuesta a esta pregunta, pero lo que sí sabemos es que el huevo se ha convertido en un imprescindible en nuestra cesta de la compra y que está considerado un superalimento superalimento gracias a su altísimo valor biológico.
¿Qué significa esto? Pues que sus proteínas, al ser similares a las nuestras en composición, resultan fácilmente digeribles y asimilables por nuestro organismo. Pero no solo sus proteínas son esenciales para nosotros, sino que su contenido en grasas, vitaminas y minerales le hacen ser un producto fundamental dentro de una dieta sana y equilibrada. El huevo posee mayor porcentaje de ácidos grasos insaturados que saturados por lo que es una fuente de las conocidas como «grasas buenas». Dentro de las vitaminas que nos aporta destacan la B12, vitamina A y la vitamina D, siendo uno de los pocos alimentos capaces de aportarnos esta última. Además, su alto contenido en triptófano favorece la producción de serotonina, la cual disminuye los niveles de estrés, por lo que es un alimento ideal para incluir en la cena. La OMS aconseja el consumo de un huevo al día, rechazando la mala fama que tenía este alimento y aceptando su consumo diario.
Finalmente llegamos a una conclusión: la información es poder. Durante años se ha pensado que el consumo de huevos resultaba nocivo para la salud y nos habíamos creído el cuento. No ha sido hasta después de muchos estudios cuando se ha visto que no solo no resultan perjudiciales sino que tienen un papel preventivo frente a los accidentes cerebrovasculares ya que favorecen el equilibrio entre los dos tipos de colesterol: el HDL, «el bueno», y el LDL, «el malo». Como dice el refranero español, «cuando seas padre comerás huevos», pero como dice la evidencia científica, «cuando seas hijo también».