¡Pies, para qué os quiero! Lucirlos sanos estas Fiestas
► Frío, humedad, tacones... El invierno no favorece la salud de la piel de esta parte del cuerpo así que hay cuidarla más si cabe que en otros meses
Los pies son un reflejo de la salud. Está demostrado que son un gran indicador del estado del resto del organismo. Como recuerda el Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos de España (Cgcop), además de una cuestión estética, están formados por tendones, músculos y huesos que les permiten sostener al resto del cuerpo y, por tanto, expuestos a un constante desgaste a lo largo de todo el día, así que cuidarlos resulta muy importante en cualquier época del año.
Habitualmente se descuidan en invierno y solo se acude a un especialista por estética o porque aparece algún tipo de molestia o dolor. Generalmente, se les presta más atención en los meses de verano, que es cuando más se lucen. Sin embargo, las bajas temperaturas y la humedad o el calzado que se usa en los meses fríos les afecta más de lo que parece.
Asimismo, en las celebraciones navideñas cada vez es más frecuente lucir zapatos que los dejan al descubierto, e incluso que llevan tacón, así que en estas fechas esta zona estará no solo más expuesta a los agentes externos, sino también al resto de invitados.
Hidratar, hidratar e hidratar
A la hora de cuidar su salud y su aspecto es vital tener en cuenta que la piel de los pies es muy diferente a la del resto del cuerpo. En primer lugar, «posee un mayor número de células adiposas y esto la hace 50 veces más gruesa que, por ejemplo, la zona de la mejilla en la cara», señala Reme Navarro, farmacéutica y nutricionista de Atida | Mifarma. Además, es pobre en sustancias grasas, por lo que no es una zona que destaque por su hidratación.
«Si a ello se le suma la deshidratación propia del invierno –advierte–, esto se convierte en algo preocupante ya que sufre el doble. Por tanto, un cuidado básico es hidratar esta parte del cuerpo con una crema específica para la zona», aconseja. Esta práctica es fundamental y no deberíamos descuidarla. «Existen productos específicos para los pies que nutren en profundidad y ayudan a recuperar la dermis dañada por los factores externos o el paso del tiempo», señala la experta.
Y no solo eso. Estos hábitos son fundamentales para tener esta parte del cuerpo en plenas condiciones y para poder disfrutar largas horas de los muchos encuentros sociales que conlleva la Navidad. Y es que, ¿a quién no le han salido ampollas y rozaduras durante estas Fiestas?
Ampollas y rozaduras
Esto puede deberse a múltiples razones pero, entre ellas, Navarro destaca dos motivos: por un lado, es habitual pasar más tiempo de pie porque la vida social se multiplica y, por otro, que lo habitual es comprar zapatos para estrenar con ocasión de las celebraciones que se concentran en estas fechas tan especiales. Lo que ocurre es que no siempre se pasa el tiempo sufiente con ellos puestos antes para que se ajusten correctamente de manera que aguanten tantas horas después en los eventos navideños, sin sentarse y con contrastes de temperatura.
Existen soluciones y pautas para prevenir el dolor de pies durante la Navidad. Evitar ampollas y rozaduras durante las Fiestas es fácil pero hay que prestar atención a los expertos para poder hacerlo, insiste Navarro. Otro de sus consejos es asegurarse de utilizar la talla correcta de calzado, que se debe ajustar a su longitud y anchura. «Es importante evitar llevar un calzado “excesivamente apretado” porque el exceso de contención y sujeción puede provocar un adormecimiento de los dedos debido a la compresión nerviosa que genera. Si es muy justo de talla o muy prieto puede provocar que se hinchen los pies porque no permite a la circulación venosa de retorno seguir su curso e, incluso, producir alteraciones y/o patologías en las uñas por estar en contacto continuo, ya que da lugar a microtraumatismos de repetición», explica el Colegio de Podólogos de Galicia (Copoga). Navarro añade que es recomendable también utilizar calcetines, medias o pantis que eviten el contacto con el calzado. Esta es la causa más común de la aparición de ampollas y rozaduras. De esta manera, de forma preventiva, un buen hábito es colocar apósitos en las zonas propensas a sufrir este tipo de lesiones, aunque no hayan aparecido todavía. Eso sí, Navarro recomienda «no utilizar remedios caseros ni hacer caso de las informaciones que no tengan aval científico».
Asimismo, aconseja «pedir consejo experto y acudir al podólogo ante cualquier duda relacionada con su cuidado». Sus recomendaciones coinciden con las de la campaña de concienciación sobre la importancia del cuidado de los pies que lanzó el pasado mes de septiembre el Cgcop. Esta iniciativa pone de manifiesto que «una buena salud comienza por los pies». Por su parte, el Copoga llama la atención sobre el hecho de que, al
Las bajas
temperaturas afectan
a esta zona más de lo
que pudiera parecer
a primera vista
igual que ocurre para el resto del organismo, beber 1,5 litros de agua al día es fundamental para mantener hidratada esta parte del cuerpo. Otra recomendación que realiza, de sentido común pero que se olvida a diario en la mayoría de los casos, es secar esta zona bien tras la ducha o el baño. En caso de excesivasudoraciónproponerecurrir a polvos secantes que eviten la concentración de humedad. También recuerda la importancia de adquirir zapatos de materiales lo más flexibles y naturales posibles, así como optar por modelos transpirables, cada vez más presentes en el mercado.
El cuidado del calzado y de la salud de los pies «es especialmente importante en el caso de las personas diabéticas, que no cicatrizan bien y cualquier pequeña herida o laceración puede derivar en una úlcera, y de las inmunodeprimidas porque, al tener alterado el sistema inmunológico, pueden generar infecciones complicadas y difíciles de curar», advierten las mismas fuentes.
Cuidado periódico
En general, cuidar la salud de esta zona del cuerpo tan importante en el día a día es una inversión para el futuro. Según datos del Cgcop, «más del 80% de las personas mayores necesitan los cuidados de un podólogo de manera periódica». Y es que, tal y como recuerda Navarro, «la salud de esta parte del cuerpo resulta vital para tener una mínima calidad de vida y mantener la movilidad a diario». Hay que cuidarlos para cuidarse.
«Es fundamental
pedir consejo a los
expertos y acudir al
podólogo ante
cualquier duda»
«No se deben utilizar
remedios caseros ni
hacer caso a
información sin aval
científico»