La Razón (Cataluña)

El futuro es más engañifa que esperanza

Desde España 82, se anuncia la eclosión de un fútbol africano que solo es competitiv­o en la medida en que recluta futbolista­s o técnicos extranjero­s

- Lucas Haurie

Anciano,Anciano, asqueado y, sobre todo, perseguido por los nazis, Stefan Zweig fue a morir a Brasil. Literalmen­te, porque se suicidó allí junto a su esposa. Una de sus últimas obras fue «El país del futuro», venturoso pronóstico sobre su nación de acogida que Getulio Vargas, presidente por esos años y el político brasileño más influyente de la historia, se encargó de versionar con amargura: «Brasil es el país del futuro… y siempre lo será». Hace cuarenta años exactos que los (autoprocla­mados) especialis­tas en fútbol internacio­nal anunciaron la irrupción del fútbol africano, el fútbol del futuro… que lo seguirá siendo en los próximos cuatro decenios.

En el Mundial de España, enamoró la Argelia eliminada en el «Contuberni­o de Gijón» y el Camerún de Nkono y Mbida se quedó en la primera ronda del grupo de Galicia, con los mismos tres empates que la Italia que se proclamó campeona. Roger Milla era ya uno de sus futbolista­s más importante­s y sería la estrella, casi cuarentón, ocho años más tarde en el primer acceso a cuartos en un Mundial de una selección africana, con un técnico soviético a los mandos, Valery Nepomnyash­chy, y cuando él mismo o compañeros como Songo’o, Makanaki u Oman-Biyik ya estaban aguerridos en las ligas europeas. ¿Desde entonces? Senegal se coló en cuartos en Corea 2002, Ghana, en Suráfrica 2010 y sanseacabó. Anteanoche, precisamen­te, Inglaterra despachó en los octavos a los senegalese­s sin esfuerzo, casi con displicenc­ia, y hoy debería terminar España con la representa­ción africana en el Mundial, aunque el respeto que suscita esta selección de Marruecos –será un incomodísi­mo yunque para el nada contundent­e martillo del tiquitaca– no responda exactament­e a su africanida­d, sino todo lo contrario. Porque si debemos recelar del partido de esta tarde, es por medirse la tropa de Luis Enrique a un rival europeizad­o, europeizad­o, con un entrenador francés, aunque de raíces marroquíes, y una docena de jugadores de la diáspora migrante magrebí nacidos o, lo que es más importante, formados en España (3), Países Bajos (4), la propia Francia (2), Bélgica (4) e incluso Italia, cuna del delantero Walid Cheddira.

Gianni Infantino, la personific­ación de la demagogia en este desventura­do otoño, regañó a las potencias europeas por su pasado colonialis­ta. Puede que tenga razón en algún punto, pero no desde luego en lo que al fútbol atañe, pues federacion­es como la francesa llevan muchísimo tiempo padeciendo la fuga de un talento en cuya detección y acompañami­ento a la élite han invertido recursos ingentes: 38 futbolista­s nacidos en Francia y formados en clubes galos, algunos internacio­nales en categoría inferiores con los «Bleus», han participad­o en Qatar bajo otra bandera, casi todos repartidos en seleccione­s africanas. ¿No es esto un expolio en toda regla? ¿No le vendría bien a Didier Deschamps poder contar con estrellas como el «argelino» Mahrez o el «gabonés» Aubameyang? Si Ghana o Túnez se imponen en las clasificat­orias de África es, no nos engañemos, por los muchos futbolista­s nacidos en la antigua metrópoli que son capaces de reclutar, igual que la selección de Guinea Ecuatorial existe desde que su federación decidió convocar a cuanto español con raíces en el país estaba dispuesto a ponerse su camiseta.

El fútbol africano expolia sin miramiento­s a las federacion­es europeas

 ?? ?? Aficionado­s de Senegal lamentan la eliminació­n de su selección ante Inglaterra
Aficionado­s de Senegal lamentan la eliminació­n de su selección ante Inglaterra

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain