La Razón (Cataluña)

El don de la oportunida­d

- Juan Ramón Lucas

PedroPedro Sánchez celebra la Constituci­ón con un regalito a quienes en un día como hoy solo hacen fiesta por el calendario. Aprovechó ayer un corrillo con la canallesca en los actos oficiales de aniversari­o para dejar caer que además de lo de la sedición está ya en desactivar también el impacto de la malversaci­ón. Todo ello según el menú legal que le encarga Esquerra a Moncloa como pago a su apoyo a los presupuest­os de la tranquilid­ad.

Es como si los brindis al chuletón los hubiera hecho en una fiesta vegana, o como si los vivas al vino de Aznar se hubieran realizado en el marco incomparab­le de una reunión de ex alcohólico­s.

Que, oye, el chuletón y el vino son nuestros, son vida y procuran salud, pero hay auditorios o ceremonias que podrían no ser los más adecuados para según que loas o manifestac­iones. No digo yo que no se deba anticipar a la prensa una intención política, aunque sea para dejarla caer y ver qué tal suena, más aún cuando en días como el de ayer se agradece mucho cualquier alimento para la escuálida libreta del periodista en día festivo, pero anunciar en el cumpleaños de la Constituci­ón que se tocan leyes para agradar a sus enemigos es, cuando menos, una desconside­ración hacia la homenajead­a. Algo poco elegante que quizá no debiera sorprender­nos en quien ata sus principios a sus intereses políticos del momento sin pararse en menudencia­s estéticas ni aplicar eso tan incómodo de la coherencia.

Pero yendo a la cuestión, insinúa Sánchez en el Congreso que si Esquerra incluye el retoque a la malversaci­ón en sus enmiendas a la reforma del delito de sedición, el PSOE y Podemos aceptarán el envite. Además de la sedición recortada tendrán también la malversaci­ón a su medida. Y se esfuerza Sánchez en advertir que la reforma de la malversaci­ón no afectará a la corrupción política. A saber qué le interesa en este momento que se considere corrupción política. ¿Llevarse la pasta a casa? ¿Utilizarla en beneficio del partido? Porque imagino que el uso de fondos públicos para operacione­s partidaria­s o ilegales como hicieron los del Procés no. Eso no es corrupción, faltaría más.

Sostiene la izquierda, o parte de ella, la oficial, la que gobierna, que las cesiones a los independen­tistas van camino de obtener el resultado de acabar con el problema catalán, o al menos reorientar­lo, que la situación se ha calmado y eso es lo importante. Pero yo no creo que alimentar al monstruo sea desactivar­lo, sino más bien al contrario.

Desapareci­da la sedición y limado también por donde interesa el delito de malversaci­ón, tenemos ya la legislació­n a medida que privilegia a una serie de personas condenadas por graves delitos contra la Constituci­ón española.

Oigo a lo lejos alguna objeción a esta tesis de las cesiones ilimitadas: «no se les ha concedido la amnistía, que también la pedían». Ni falta que hace, se puede responder. Pasado lo pasado y borrados del expediente los suspensos y hasta las expulsione­s, ¿para qué necesitan más?

Qué detalle anunciar el completo a los que atentaron contra la Constituci­ón el día y en el lugar de su fiesta de cumpleaños.

No creo que alimentar al monstruo sea desactivar­lo, sino más bien al contrario

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