El Rey dará «tiempo» a los partidos si fracasa la investidura
Si el día 25 Sánchez no logra ser elegido presidente, Felipe VI optaría por acudir al precedente de 2016 y retrasar otra ronda de consultas
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Zarzuela sigue dispuesta a aplicar el principio de «mínima intervención» que consagra tanto el espíritu como la letra de la Constitución en el nuevo periodo de inestabilidad institucional que se avecina después, desde el día de ayer, cada vez es más patente que el presidente en funciones no podrá sacar adelante su investidura ni siquiera en la segunda votación programada para el 25 de julio. Poco tiempo, apenas tres años, ha tardado la historia en situar al país en una coyuntura análoga a la de 2016 con una significativa diferencia: en aquel entonces, Pedro Sánchez representó el principal escollo para el establecimiento de un gobierno liderado por el partido más votado –fueron las semanas de su célebre «no es no» a Rajoy– y hoy es el líder socialista el necesitado de una «abstención de Estado» que se negó en redondo a otorgar al Partido Popular en la XII Legislatura, hasta el punto de asumir por ello su dimisión como secretario general de su partido.
Sea como fuere, Sánchez, dejó caer ayer que si la segunda votación fracasa, su investidura decae y corresponderá al Jefe de Estado volver a encargarle formar Gobierno o no. Si el comportamiento de la maquinaria institucional en 2016 puede tomarse como predictor de lo que va a ocurrir a partir de ahora, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, visitará Zarzuela al día siguiente que fracase la segunda investidura, el viernes 26 de julio, y se tomará la decisión de si celebrar una enésima ronda de consultas, una más en la larga lista de las que el Rey ha tenido que celebrar empujado por las dificultades que encuentran los partidos políticos –esos grandes heraldos del diálogo– a la hora de llevar a buen puerto sus negociaciones. En 2016, Patxi López despachó con Felipe VI un 7 de marzo, lunes, ya que la segunda votación fallida cayó en viernes. La decisión que se tomó en aquel entonces, y que previsi
blemente se repetirá a finales de este mes, fue la de dar más tiempo a los partidos para que lograran articular un acuerdo. Las semanas pasaron y el 21 de abril Patxi López volvió a Zarzuela con la lista de participantes en una ronda de consultas que se celebró los días 25 y 26 del mismo mes. Fue tras esa consulta cuando el Monarca constató que no había ningún candidato que pudiera sacar adelante la investidura y, en consecuencia, se disolvieron las Cortes el 3 de mayo y se celebraron elecciones el 26 de junio. El resultado de estos comicios desembocó en una investidura fallida de Mariano Rajoy el 31 de agosto y el 2 de septiembre tras la que se suspendieron las negociaciones hasta las autonómicas vascas y gallegas del 25 de septiembre de 2016.
El pésimo resultado de estas elecciones provocó el tormentoso