AZNAR-GONZÁLEZ, EL DESBLOQUEO
Los ex presidentes hacen una llamada a la centralidad y a huir de antagonismos
Ambos ex presidentes del Gobierno unieron ayer sus voces para pedir a los actuales protagonistas de la escena política que trabajen por recuperar la centralidad y abandonen la querencia hacia el antagonismo que ha condenado a España a una política de bloques.
Felipe González y José María Aznar protagonizaron en los 90 debates electorales y sesiones de control parlamentarias en las que volaban cuchillos, ejemplos eximios eximios de antagonismo político que resumen un periodo crucial de nuestra reciente historia democrática. democrática. Sin embargo ayer demostraron demostraron que hace tiempo que han enterrado el hacha de guerra y que reina entre ellos una envidiable envidiable sintonía que ya quisieran para sí sus actuales sucesores al frente de los dos partidos tradicionales de nuestra política. En un debate que se produjo en el marco del Foro DigitalES Summit 2019 y que contó como moderador con el ex ministro de Defensa Eduardo Serra, el socialista y el popular unieron sus voces para pedir a los actuales protagonistas de la escena escena política que trabajen por recuperar recuperar la centralidad y abandonen la querencia hacia el antagonismo antagonismo que ha condenado a España a una política de bloques que puede dañar aun más la economía.
Para ambos ex presidentes es una prioridad ineludible afrontar las reformas «estructurales» y «transversales» que el país necesita, necesita, algo que sí buscaron los gobiernos gobiernos que ellos lideraron en los 80 y los 90, unos gobiernos que buscaban la centralidad y que no tenían problema con pactar en las cuestiones fundamentales de Estado. «Ninguna de las grandes reformas que afronta el país se pueden hacer desde gobiernos que no consoliden mayorías», dijo a este respecto el socialista que dejó claro el tono relajado del debate desde el primer momento al comenzar su intervención , dirigiéndose dirigiéndose a Aznar con estas palabras: palabras: «Este señor me hizo el favor favor de sacarme del Gobierno».
En esta misma línea abundó José María Aznar al constatar que «desde hace cinco años en España no se toma una decisión sobre una cuestión importante» y las que se han tomado han sido «de forma equivocada». Por su parte González alertó sobre los peligros inherentes a buscar el antagonismo y no la centralidad: «Cuando se busca el antagonismo antagonismo se termina por darle un premio premio a quien está en el extremo más alejado del centro de ese bloque». La solución a este problema problema no pasa necesariamente por lograr gobiernos apoyados por amplias mayorías sino, principalmente, principalmente, por lograr «políticas amplias de consenso». González llegó a sugerir que con los políticos políticos se pueda hacer lo mismo que hacen los maestros con los alumnos alumnos revoltosos, que no es otra cosa que «castigarles al rincón de pensar».
Como no podía ser de otra manera manera con dos protagonistas como Aznar y González, el tema del biparatidismo biparatidismo fue tocado desde la mejor de las luces posibles. Fue el socialista el que más se extendió en este punto sin olvidarse de criticar en contrapartida el sistema sistema actual de «pentapartidismo». Con todos sus puntos débiles el bipartidismo buscaba, en opinión del socialista, un «espacio de centralidad» centralidad» en el marco de «una estructura estructura política que era centrípeta» centrípeta» y que «apostaba por una política política de pactos» en las cuestiones de Estado. Lo contrario sucede según González en el momento actual caracterizado por el «pentapartidismo». «pentapartidismo». Ahora «la característica característica fundamental es la política de bloques que no busca la centralidad centralidad sino el antagonismo».
Las consecuencias más funestas funestas se podrán observar dentro de poco en la economía que, aunque en palabras de Aznar está «al margen de decisiones gubernamentales». gubernamentales». González coincidió con el ex presidente del PP en que la economía «se ha desacoplado de la dependencia del poder» pero aseguró que si la inestabilidad es prolongada se generará una «desconfianza «desconfianza entre los inversores que se pagará cara».