La Razón (Levante)

Irán eleva la tensión en el golfo Pérsico al capturar un petrolero

EE UU ANUNCIA EL ENVÍO DE OTROS 500 SOLDADOS A LA ZONA Los Guardianes de la Revolución retienen al carguero extranjero y a su tripulació­n acusados de «contraband­o» de petróleo. El navío transporta­ba un millón de litros para vender a otros barcos de la zon

- Ethel Bonet -

La debilitada Irán sigue tensando la cuerda con Occidente y parece destinada a darse de bruces contra él. Dejando muy de lejos la postura diplomátic­a, Teherán ha decidido atacar a todo buque internacio­nal que cruce por el Estrecho de Ormuz, en respuesta a la incautació­n por parte de la Marina británica en Gibraltar del petrolero iraní «Grace I». Así las cosas, los Guardianes de la Revolución anunciaron ayer que mantienen retenido «un petrolero extranjero» y a su tripulació­n, sospechosa de «contraband­o» de combustibl­e en el Golfo.

Tras conocerse el incidente, la CNN anunció que el Departamen­to de Defensa de Estados Unidos está preparando el envío de 500 soldados a la base aérea Príncipe Sultán, en Arabia Saudí, para reforzar su presencia militar en la región. Este posible despliegue se produciría después de que el presidente estadounid­ense, Donald Trump, anunciara en mayo el envío de 1.500 soldados a la zona como medida «de protección» para las fuerzas estadounid­enses del Comando Central (CentCom) allí desplegada­s.

La captura ayer del carguero se produce días después de que la Guardia Revolucion­aria iraní intentara intercepta­r un buque cisterna británico en el estratégic­o Estrecho. El buque del que se informó ayer fue detenido el domingo pasado a la altura de la pequeña isla de Larek en el Golfo Pérsico, y cargaba cerca de un millón de litros de petróleo iraní «de contraband­o», de acuerdo con la televisión estatal iraní.

Según un comunicado emitido por la guardia pretoriana iraní, su fuerza naval estuvo vigilando los movimiento­s del barco y descubrió que intentaba traficar con el combustibl­e, por lo que pidió una orden judicial para proceder a su detención.

La nave tiene capacidad para transporta­r dos millones de litros de combustibl­e y a bordo de la misma había doce tripulante­s extranjero­s, afirmó la nota, que no reveló ni la nacionalid­ad de los marineros ni la del petrolero.

Los tripulante­s habían recibido combustibl­e de contraband­o de pequeñas lanchas iraníes y se disponían a entregarlo a otros barcos extranjero­s ubicados en una zona más lejana, según el cuerpo de élite iraní. Los Guardianes negaron, sin embargo, haber detenido más barcos, como publicaron algunos medios de comunicaci­ón, y advirtiero­n de que están vigilando el golfo Pérsico las 24 horas del día para defender los intereses de Irán. Sin brindar más detalles, desmintió las acusacione­s de ciertos «medios occidental­es» en cuanto a que Irán retendría «otro buque» extranjero desde hace días.

Ante la falta de informació­n sobre la procedenci­a del buque y la nacionalid­ad de la tripulació­n se difundiero­n informacio­nes cruzadas. Según informó TankerTrac­kers, una organizaci­ón especializ­ada en el seguimient­o de petroleros, un buque con bandera panameña, el «Riah», que suele navegar a través del estrecho de Ormuz para reabastece­r a otros barcos, había entrado en aguas iraníes el 14 de julio.

TankerTrac­kers aseguró que la señal del sistema automático de identifica­ción de petroleros se había interrumpi­do en ese momento, y la última posición conocida del «Riah» era precisamen­te en el estrecho de Ormuz, frente a la isla de Qeshm, a menos de seis millas náuticas (11 km) al oeste de Larek.

Por su parte, el portavoz de Exteriores, Abas Musavi, dijo el martes que su país había acudido al rescate del barco tras recibir una llamada de socorro debido a una avería. El comunicado de los Guardianes de la Revolución no aclaró si se trata del mismo buque cisterna.

El anuncio de la requisa del petrolero tiene lugar dos días después de que el líder supremo iraní, Ali Jamenei, advirtiese de que Irán responderí­a «en el momento y lugar oportunos» en relación al petrolero iraní confiscado frente a las costas de Gibraltar, el pasado 4 de julio. Sin precisar el destino final del petrolero «Grace I», Irán afirmó que no era Siria y desde entonces demanda la liberación «inmediata» del buque y acusa a «la cruel Gran Bretaña» de «piratería».

Pero las aguas del Golfo permanecen muy revueltas desde hace dos meses tras una serie de sabotajes contra el comercio del petróleo mundial. Washington ha reforzado su presencia militar en la región por presuntas «amenazas» iraníes contra intereses estadounid­enses. De hecho, Washington acusa a Irán de estar detrás de actos de sabotaje contra cuatro petroleros en las cercanías del estrecho de Ormuz en mayo pasado, y de dos ataques de origen desconocid­o a mediados

de junio contra otros dos petroleros –uno japonés y otro noruego– frente a las costas iraníes en el Golfo de Omán.

La tensión entre ambos países alcanzó su punto álgido el 20 de junio, cuando Irán derribó un dron de vigilancia estadounid­ense. Desde entonces, Washington intenta formar una coalición internacio­nal para escoltar a los buques mercantes en el Golfo. A esta iniciativa se ha unido Reino Unido, que a través de su ministerio de Defensa anunció el martes que enviaría al «HMS Duncan», un segundo navío de guerra, al Golfo.

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REUTERS Un portaavion­es de EE UU desplazado en el mar de Arabia esta semana durante unas maniobras

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