«¡Mándala de vuelta, mándala de vuelta!»
Fervor racista en el primer mitin de Trump para la reelección El público pidió la expulsión del país de Ilhan Omar, congresista musulmana, ante el silencio del presidente
Una oleada de racismo barre EE UU, alimentada por el presidente Donald Trump desde hace días y visualizada en su primer mitin electoral de la temporada. Greenville, en Carolina del Norte, le servía de plataforma para dar rienda suelta ante sus fieles a las duras críticas contra las cuatro congresistas demócratas que han copado portadas durante toda la semana. El magnate dedicó gran parte de su discurso a atacar de manera continuada, y por cuarto día consecutivo, a Rashida Tlaib, Ayanna Pressley, Alexandria Ocasio-Cortez y la musulmana Ilhan Omar. Ardieron las gradas, y un público enardecido empezó a gritar: «¡Mándala de vuelta!, ¡Mándala de vuelta!», en alusión a la última, y pidiéndole la expulsión. Mientras, el presidente se limitaba a guardar silencio.
«Acabo de regresar a la Casa Blanca desde el gran estado de Carolina del Norte. Qué multitud y qué grandes personas. El entusiasmo sopla lejos a nuestros rivales en la izquierda radical. ¡2020 será un gran año para el Partido Republicano!», publicaba en Twitter tras el mitin.
Pero la alarma social y el rechazo no se hicieron esperar, tanto en los medios como en las redes sociales. Horas después, el propio Trump, quizás consciente de que la situación puede escapar a su control, afirmó en la Casa Blanca que «me siento un poco mal respecto a lo que pasó. Podría decir que no estoy feliz. Pero no fui yo el que dijo eso», argumentó como tibia justificación.
La diversidad racial de este «escuadrón» de demócratas ha sido la diana contra la que Trump ha disparado, invitándolas a «volver a sus países de origen» pese a que tres de ellas son estadounidenses y una nacionalizada desde adolescente. Ellas han respondido, y el fuego cruzado ha desatado todo tipo de reacciones en el país. Políticos, empresarios, periodistas, personajes públicos y ciudadanos de a pie han mostrado su rechazo a través de miles de mensajes en redes con el hashtag #IStandWithIlhan («Estoy con ella») que han inundado el mismo canal usado por el presidente para lanzar sus críticas. Otros han apoyado a Trump, que, lejos de rectificar, ha insistido redirigiendo esas críticas a una cuestión ideológica más que racista, tachando a las aludidas de «activistas radicales».
La tensión de las redes y de las conversaciones en casa y en la calle se ha asentado también en la Cámara de Representantes, donde 95 demócratas votaban para mantener la llama del juicio político contra Trump encendida, pero otros 137 ayudaban a los republicanos, para sorpresa de todos, a tumbar la propuesta de «impeachment» contra el presidente. Su último episodio de insultos, calificados de «racistas» y «xenófobos», levantaba en los liberales una ampolla que acabó explotando, dejando en evidencia la división demócrata.
Y es que el miércoles los demócratas habían reprobado con una mayoría contundente las calificaciones «racistas» de Trump hacia las congresistas. Una resolución de condena aprobada con 240 votos a favor y 187, frente al resultado de ayer: 332 votos en contra de iniciar un juicio político contra Trump frente a los 95 a favor. La sombra del «impeachment» ha acompañado a Trump desde su inicio de mandato. Una posibilidad reforzada por la investigación del fiscal especial Mueller sobre la trama rusa, pero cuya puesta en marcha es un proceso muy complejo que por ahora los demócratas, sin mayoría en el Senado, no parecen dispuestos a iniciar.