BOSQUES Y FUEGO

En el programa «La verdad desnuda», que dirige Ramiro Aurín en «Capital Radio» todos los miércoles por la noche (de 22.00 a 24.00 hs.), y en el que el autor de esta columna participa activamente, tuvimos hace unos días un buen coloquio sobre el título de esta columna: bosques y fuego. Tuvimos un invitado de honor muy conocedor del tema: Carlos del Álamo, presidente del Instituto de Ingenieros de España, y que ha sido, entre otras muchas cosas, decano del Colegio de Ingenieros de Montes, y Consejero, en tiempos, de Medio Ambiente, en precisamente la región más boscosa de España, Galicia; donde casi acabó con los incendios forestales provocados por los pirómanos. La problemática del bosque y los incendios es muy compleja, pero puede resumirse muy rápidamente. Con 26 millones de hectáreas (algo más de la mitad del país), España es la nación con más superficie forestal de Europa, aunque no lo sea en montes maderables. Con un crecimiento anual estimado en 45 millones de metros cúbicos de biomasa, de los que solo se extraen unos 15. Lo que da idea de un insuficiente aprovechamiento, que explica el abandono y el mal cuidado de muchos espacios forestales. La cuestión se agrava por el minifundio, de casi cuatro millones de propietarios, incluyendo también los montes comunales que representan unos siete millones de hectáreas. Con insuficiente actividad, no solo de escasez de cortas, de falta de aclarado de las nuevas forestaciones e insuficiente equipamiento para la prevención y la extinción de fuegos. Dentro de lo cual es bien cierto que la Unidad Militar de Emergencia (UME), sobre todo con sus efectivos aéreos, tiene un papel fundamental que reclaman todas las CC.AA. Hoy tenemos que relacionar cada vez más nuestras forestas con las necesidades de más sumideros de carbono en tiempos de calentamiento global y cambio climático. El enorme tesoro del bosque español merece mucha más atención y no solamente cuando arde.