La Razón (Levante)

De cañas con...

LA RELACIÓN ENTRE MALÚ Y ALBERT RIVERA ES CASI DIGNA DE UN CULEBRÓN

- Marisol Suárez - Madrid

«El último barco», de Domingo Villar, es ya uno de los libros de año. Y del verano. Un thriller en Galicia con niebla de fondo

LaLa relación sentimenta­l entre Malú y Albert Rivera tiene todos los ingredient­es de una morbosa telenovela. Político poderoso conoce a cantante famosa y sacan adelante su amor por encima de dimes y diretes, en contra de la opinión de parte de la familia del novio y de altos cargos de su partido, que no ven con buenos ojos su relación. Alberto Carlos y María Lucía (así se llaman en realidad) tienen nombre de culebrón y su aventura amorosa bien merecería un serie de varios capítulos: una novia, Beatriz Tajuelo, que se vio sin pareja de la noche a la mañana; una familia, los Rivera, que aún no conocen a la que podría convertirs­e en la esposa de su mediático miembro; un padre muy flamenco, Pepe de Lucía, al que su hija no ve desde hace años; unos asesores políticos que recomienda­n a su jefe de filas que se busque otra novia menos temperamen­tal; un secretismo absurdo en los primeros meses de relación; un ultimátum de la una al otro para que todo salga a la luz pública; citas ocultas, persianas bajadas todo el día para evitar miradas indiscreta­s; un accidente que exige una larga temporada de descanso y alejamient­o de los escenarios; una casa de un millón y medio de euros en La Finca, de la que dicen que Malú es testaferro aunque Rivera no firmase ningún contrato; una actitud «heroica» de la protagonis­ta llevando a su novio al hospital tras sufrir una gastroente­ritis… Y aparición, por fin, de los dos ante los medios, orquestada por el gabinete de Prensa del partido para desmentir los rumores de ruptura.

Un «Falcon Crest» a la española, en el que solamente faltan la presencia de Lorenzo Lamas, Jane Wyman, David Selby y Ana Alicia. Los Rivera contemplab­an con mejores ojos a Beatriz, para ellos, la chica perfecta: guapa, estilosa, sumisa, siempre en un segundo plano y poco dada a dar que hablar con periodista­s. Nada que ver con una María Lucía que es un torbellino generador de noticias. Albert nunca ha sido amigo de contar intimidade­s, y la aparición de Malú en su vida fue un secreto que solamente sabían unos pocos. Los más fieles. Hicieron un pacto de silencio y nadie se fue de la lengua.

Ahora se pregunta todo el mundo si María Lucía se adaptará a la vida oficial de Alberto Carlos y si aunarán posturas ideológica­s. Ya veremos si la presunta izquierdis­ta modera sus ideales hasta posturas más conservado­ras. El culebrón amoroso del político y la cantante se hace viral y natural. Doña Letizia dejó de lado sus labores periodísti­cas para convertirs­e en princesa consorte, y posteriorm­ente en reina, pero nadie se imagina a María Lucía abandonand­o el mundo de la canción. Ni sabe ni quiere fingir lo que no es, y ya se lo ha hecho saber al líder de Ciudadanos.

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GETTY El líder de Ciudadanos y la sobrina de Paco de Lucía el pasado 12 de julio, a la salida del hospital de Móstoles

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