«Los Ortega Murillo han desmantelado todo»
Hace 40 años, Dora María Téllez era una muchacha de 23 años. No era la joven común que sale con su novio, va a discotecas o se reúne para estudiar con sus compañeros de universidad. Téllez era a esa edad una comandante guerrillera del Frente Sandinista, jefa militar de unos 3.000 hombres y mujeres, dirigía el Frente Occidental, y el 18 de julio de 1979 avanzaba con parte de su tropa hacia Managua, donde al día siguiente celebrarían el triunfo de la revolución sandinista. «Lo que queda de esa revolución es la conciencia ciudadana. Todo el resto ha sido desmantelado por la dictadura de los Ortega Murillo», dice ahora Téllez desde el lugar donde se esconde por temor a las represalias de sus antiguos compañeros de armas. Henry Ruiz es otra leyenda del sandinismo. Se le conoció como «comandante Modesto» y fue uno de los nueve todopoderosos jefes de la Dirección Nacional del Frente Sandinista además de un guerrillero mítico. Para Ruiz, lo de ellos fue una revolución que se quedó en el intento. «Nosotros no derrotamos al somocismo. La doctrina no la derrotamos», dice, retirado ya de la vida política. «La revolución era para acabar con el somocismo. Fuimos condescendientes con la corrupción que se daba en el Gobierno, con el culto a la personalidad. Sobre el somocismo se montó el orteguismo. Daniel Ortega es un producto de lo que no fue la revolución». Quien sí defiende a Ortega es el también célebre «comandante Cero», Edén Pastora, que lideró el 22 de agosto de 1978, casi un año antes de la derrota total de Somoza, el comando sandinista que tomó por asalto el Palacio Nacional e hizo rehenes a los legisladores afines al dictador. Al ser preguntado por Efe qué queda de la revolución, responde: «Todo. Queda entero. Los 42 proyectos sociales son sandinistas. El antiimperialismo nuestro, queda la lucha social, la justicia social, queda lo que nos enseñó Sandino, y por eso es que este pueblo mantuvo al comandante (Ortega) ahora que quisieron dar este golpe de Estado».