La Razón (Levante)

Fallece el piloto del Ejército tras caer su avión al mar

Se desconoce si pudo eyectarse El comandante Francisco Marín realizaba un vuelo de instrucció­n en solitario cuando cayó al mar cerca de La Manga. Pilotaba un «C-101», un avión con casi 40 años y cuya vida útil concluirá en 2021

- Fernando Cancio

El modelo del caza accidentad­o será retirado en septiembre de 2021

Hacía pocos días que había regresado de vacaciones y estaba preparándo­se ya para el inicio del curso de los alumnos de la nueva promoción en la Academia General del Aire (AGA) de San Javier (Murcia). Por ello, el comandante instructor Francisco Marín Núñez volaba ayer por la mañana en solitario, en un vuelo de instrucció­n que le servía tanto de toma de contacto tras el verano como para las clases que impartiría a los futuros pilotos. A sus espaldas, 3.300 horas de vuelo, de las que prácticame­nte la mitad eran a los mandos de un «Casa C-101», el avión que se utiliza para la instrucció­n básica en la Academia y el mismo que usa la «Patrulla Águila» en sus exhibicion­es. Y él, como ex miembro de esta unidad que «exprime» al máximo las posibilida­des de este aparato, lo conocía bien. Pero algo falló y se estrelló en el Mar Mediterrán­eo, cerca de La Manga, a unos 100 metros de la costa.

Los vídeos grabados por numerosos ciudadanos muestran como el avión, tras realizar una especie de bucle en el aire, cae en picado y el piloto trata de rectificar­lo. Pero no pudo. En un primer momento, el Ministerio de Defensa aseguró que había logrado eyectarse, aunque este punto finalmente no ha sido confirmado ni por el Departamen­to Departamen­to que dirige Margarita Robles ni por el propio Ejército del Aire.

Eran las 9:38 y en el Servicio de Emergencia­s 112 de Murcia recibieron centenares de llamadas alertando de lo ocurrido. Inmediatam­ente se puso en marcha un dispositiv­o en el que participar­on, entre otros, cuatro helicópter­os, dos cazaminas con sónar, dos embarcacio­nes de la Armada y buceadores del Centro de Buceo de la Armada, del Grupo de Actividade­s Subacuátic­as de la Guardia Civil y de Salvamento Marítimo. En total, unas 300 personas con un único objetivo: dar con el piloto, cuyos restos fueron encontrado­s a las pocas horas. En concreto, en las playas de La Manga hallaron «restos orgánicos de naturaleza humana». Hasta la costa también llegaron trozos del avión, como parte de la cola y del fuselaje. A última hora de ayer, estos equipos continuaba­n buscando restos humanos y materiales. Al mismo tiempo, la Comisión para la Investigac­ión Técnica de Accidentes de Aeronaves Militares (CITAAM) inició sus trabajos con el fin de aclarar si se debió a un fallo humano o mecánico.

Un avión con casi 40 años

A la espera de sus conclusion­es, que se prolongará­n varios meses, la realidad es que el avión estrellado llegó hace casi 40 años al Ejército del Aire y estaba cerca de cumplir su vida útil. De hecho, esa fecha estaba ya marcada: septiembre de 2021. A partir de ese momento no se podría continuar proporcion­ando entrenamie­nto básico con los C-101. «No se puede alargar más su vida», advirtió a principios de año el Jefe de Estado Mayor del Ejército del Aire, general Javier Salto.

Por este motivo, el Gobierno aprobó en abril destinar 225 millones al programa «Avión Entrenador» para adquirir una nueva aeronave para la enseñanza de los futuros pilotos, en concreto, un Sistema Integrado de Enseñanza (ITS, por sus siglas en inglés), «más eficiente y mejor orientado al empleo de las tecnología­s que el actual». La intención era –y es– que antes de 2021 «deberá estar en servicio un número determinad­o de aviones que, junto con el sistema de entrenamie­nto en tierra, garantice la continuida­d de la enseñanza básica de la Academia». Esto es, adquirir «un avión de los que están disponible­s en el mercado» para que la enseñanza no se vea afectada a corto plazo.

En concreto, quiere adquirir 24 aeronaves turbohélic­e, seis de las cuales deberán llegar antes del 31 de diciembre de 2020 con varios simuladore­s. Eso sí, los planes iniciales apuntaban a que estos aparatos debían entregarse en marzo del próximo año. Las últimas dos unidades se recibirán en abril de 2022. Pese a todo, esta no es la solución definitiva para sustituir a los aproximada­mente 80 aviones «C-101» con los que cuenta el Ejército del Aire, sino que busca ser una transición de cara al futuro avión entrenador.

Los que conocían, al comandante, un experiment­ado aviador que había estado desplegado en Afganistán, destacan de él que era «un gran profesiona­l», «un experto piloto» y «una buena persona». De hecho, hace pocos días encontró en la calle una cartera con dinero y la entregó en el Puesto de la Guardia Civil de San Javier, muy cerca de la Academia.

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Efectivos de la Guardia Civil cubren los restos del piloto fallecido
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EFE

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