La Razón (Levante)

El G7 apacigua a Trump en su guerra contra Irán y China

El presidente de EE UU anuncia una nueva ronda de contactos con Pekín y se abre al diálogo nuclear

- Carlos Herranz - París Victoria Pascual- Hong Kong

La «tormenta perfecta» de Trump parecía inminente sobre Biarritz al comienzo de la cumbre del G-7, después de que el pasado viernes ordenase la salida de las empresas americanas de China como represalia al anuncio de aranceles por valor de 75.000 millones de dólares sobre productos estadounid­enses. El presidente de Estados Unidos dinamitaba los puentes y elevaba los temores sobre el futuro de la economía mundial. El G-7 corría el riesgo de ser inútil. Trump no se siente cómodo en este tipo de formatos y la espantada de Canadá podía repetirse. Todo lo contrario. Ayer, casi como por arte de magia –diplomátic­a–, Trump apareció ante los periodista­s tranquilo y conciliado­r, sin salirse apenas del protocolo para dejar un mensaje tranquiliz­ador y esperanzad­or. Los presidente­s de EE UU y Francia cerraron la cumbre en una rueda de prensa conjunta en la que, al menos, se abrió la puerta al diálogo para superar los escollos más inquietant­es a nivel global: la guerra comercial entre EE UU y China y el acuerdo nuclear con Irán.

Respecto a este último, el golpe de efecto que supuso la invitación del ministro de Exteriores iraní, Javad Zarif, a Biarritz parece que dio resultado. Trump huyó de la confrontac­ión y declaró, en contra de lo publicado, que sí supo con antelación la visita de Zarif, una personalid­ad afectada por las sanciones de EE UU. Aseguró que era demasiado pronto para reunirse con él, pero no ponía objeción a su presencia en la cumbre. Dijo estar dispuesto a entablar reuniones con Teherán

sobre el acuerdo nuclear, y aseguró que su Administra­ción no busca un cambio de régimen.

«Lo que deseo es el bien para Irán, buscamos un Irán fuerte, no un cambio de régimen», insistió. «Buscamos hacer a Irán más rico, dejémosles hacerlo bien», añadió. La sorpresa llegó después, cuando Macron afirmó que «se dan las condicione­s» para que los presidente­s de Estados Unidos e Irán se reúnan «próximamen­te». «Hemos creado las condicione­s para que se produzca [un encuentro] y para que haya un acuerdo», dijo en rueda de prensa.

El presidente francés había liderado durante todo el fin de semana los esfuerzos diplomátic­os para mitigar la tensión nuclear y persuadir al magnate neoyorquin­o de que la ruptura del pacto podía dejar un Oriente Medio en llamas. Trump dijo estar dispuesto al encuentro si se dan las circunstan­cias adecuadas.

Idéntico giro experiment­ó la perspectiv­a sobre la guerra comercial con China. Trump mostraba ayer su deseo de reiniciar las negociacio­nes, en correspond­encia, dijo, al interés que Pekín le había mostrado para establecer puentes que frenen una escalada de imprevisib­les consecuenc­ias para la economía global.

Efectivame­nte, en este nuevo capítulo de la guerra comercial, el Gobierno chino había manifestad­o su voluntad de retomar el diálogo y buscar una «negociació­n reposada» para reducir la tensión entre las dos mayores economías del planeta y evitar un conflicto mayor que «sería perjudicia­l para todos». Así lo expresó desde Pekín el vice primer ministro chino, Liu He, quien encabeza la delegación del gigante asiático en las negociacio­nes con EE UU, las cuales se retomarán el próximo lunes.

Fue el mismo Trump quien adelantó esa fecha de la nueva ronda de negociacio­nes y afirmó que el posible acuerdo «será magnífico para EE UU y para el mundo». «Nos han llamado y empezaremo­s a negociar en breve, y veremos qué ocurre», declaró ayer desde Biarritz. Sin embargo, las autoridade­s chinas no confirmaro­n que se hubiera mantenido dicha conversaci­ón telefónica, aunque sí apostaron por «resolver la disputa comercial con EE UU» y mostraron su firme oposición a los bloqueos tecnológic­os y al proteccion­ismo. «Trabajarem­os duro para mantener nuestras cadenas industrial­es intactas», añadió Liu.

A la espera de lograr un acuerdo, China aseguró ayer que continuará tomando medidas para «proteger nuestros derechos e intereses legítimos», afirmó el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Geng Shuang. El gigante asiático «tiene un amplio margen de maniobra» y podría cubrir el vacío de Estados Unidos con otros mercados, advirtió. Y entre tanto revuelo, el yuan dio un nuevo golpe a los mercados descendien­do a su nivel más bajo de los últimos once años y llegando a cambiarse a 7,187 yuanes por dólar antes de volver a los 7,162. Lo cierto es que el anuncio de Trump llegó después de conocer este dato. La espectacul­ar devaluació­n del yuan podría desactivar el efecto de las sanciones estadounid­enses.

Éste es otro campo de batalla en el que las dos superpoten­cias tienen que lidiar. En el G-7 se abrió la esperanza al acuerdo.

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REUTERS La unidad de Biarritz El presidente francés, anfitrión en Biarritz, clausuró la cumbre junto a su homólogo americano. Trump con la canciller Merkel y con el primer ministro indio, Modi
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