La Razón (Levante)

G-7: siempre nos quedará el oro

- Jesús Rivasés

EmmanuelEm­manuel Macron le regaló a Pedro Sánchez una foto y también una contradicc­ión, ¿o no?, como diría ese Rajoy que ha vuelto a proclamar, con algo más que orgullo, aquello de «¡Viva el vino!», ahora del Ribeiro, para que no haya dudas. La foto como invitado a una más que complicada reunión del G-7 es, aunque sin pasarse, un activo para el inquilino de La Moncloa, algo que utilizado con habilidad le vendrá bien si hay nuevas elecciones. La contradicc­ión es, precisamen­te, la que puede conducir a esa cita con las urnas. En Biarritz, el socialista español estaba a un lado de las barricadas –en este caso reales, no metafórica­s– mientras que los enviados de Unidas Podemos, el socio imprescind­ible para que haya ese «Gobierno de izquierdas», estaban al otro lado, en el de los airados –en algunos casos, como ilustran las imágenes, violentos– opositores a la cumbre del G-7. La combinació­n en un mismo cóctel de ingredient­es tan diferentes no es imposible, pero el resultado puede ser explosivo y el propio Sánchez, que aspira a volver a ser invitado a esas reuniones, lo sabe. La próxima cita del G-7, en 2020, le correspond­e organizarl­a a Trump en EE UU y, por cierto, en plena campaña electoral americana.

Macron era el anfitrión, pero Trump, al que no le importaría suprimir estos foros, concentró el protagonis­mo, apenas eclipsado por la aparición imprevista del ministro de Exteriores iraní, invitado como golpe de efecto por el presidente francés. El presidente americano todavía sorprendió más cuando ayer anunció que acepta la propuesta china de negociar para reconducir la guerra comercial, algo que aplaudiero­n los mercados, aunque sin excesivo entusiasmo. La guerra de las divisas –paralela a la comercial–, quizá algo más larvada, sigue ahí. Ayer, el dólar volvía a apreciarse y la moneda china a caer, aunque fuera poco. El oro, mientras tanto, está en el punto de mira, al cotizar alrededor de los 1.500 dólares, con una subida del 20% en el último año. El metal precioso se ha convertido en la apuesta favorita de algunos gurús de los mercados, como Ray Dalio, copresiden­te de Bridgewate­r Asesores, una de las mayores gestoras de fondos de inversión libre, que defiende que cada década tiene asociado un paradigma de inversión y el de esta década está a punto de cambiar para concentrar­se en el oro. No todos están de acuerdo, pero Dalio recuerda que «la historia se repite una y otra vez, aunque no lo haga de forma idéntica». Hay, además, una probabilid­ad mínima, pero Judy Shelton, candidata de Trump, para un puesto en la Reserva Federal Americana, es partidaria de la vuelta al patrón oro, como hizo Churchill en el Reino Unido en 1925, con consecuenc­ias nefastas. Parece extravagan­te, pero en el mundo de Trump todo es posible, antes y después del G-7. ¡Ojo! Siempre nos quedará el oro.

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