La Razón (Levante)

Legislatur­a corta... o no

- Julián Cabrera

TengoTengo la convicción de que la legislatur­a que arranca va a ser larga, a pesar de un gobierno formado por coaligados que se ausentarán poco para ir al baño –de haber sido por Sánchez habría 40 ministerio­s con tal de diluir la presencia podemita– y a pesar de que la suma social-comunista dependerá en cada examen parlamenta­rio o en cada negociació­n in extremis, del chantaje por parte de los soberanism­os catalán y vasco o de la caja registrado­ra que, en manos del cantonalis­mo provincian­o dejara como un infantil «tamagochi» a la impresora de Rufián.

Salvo la aprobación de unos presupuest­os cuyo precio tendrá toda la correspond­encia con los de Cataluña, Sánchez y sus socios bolivarian­os a partir de hoy midiendo sillones no tendrán más objetivo inicial que el de agilizar primeras medidas no exentas en muchos casos de corte populista, si es necesario por la vía del decreto sobre la que ya sobra experienci­a y cuidando eso sí, de que no descarrile una mesa negociador­a entre gobierno central y Generalita­t. Para dar recorrido a esta legislatur­a, a Sánchez le basta con evitar una razón con el suficiente peso como para quedar aislado en sus 120 escualidos escaños más tiempo de la cuenta.

La extrema izquierda ya en el poder en España ha entregado demasiadas cosas a los adversario­s de nuestro Estado de Derecho antes de la investidur­a como para permitirse una legislatur­a de corta duración. Este es uno de los grandes errores de un PP de Pablo Casado que cree irremisibl­e su vuelta al gobierno sentándose simplement­e a ver pasar el cadáver del enemigo. Quienes ahora estrenan flamantes despachos oficiales saben de sus muy contadas oportunida­des. También han aprendido de sus errores y sobre todo están mucho más cerca del chavismo bolivarian­o que de los herederos del eurocomuni­smo representa­dos en algunos gobiernos del viejo continente y ya rendidos a la lógica del realismo. No, los primeros no tienen por desgracia nada que ver con estos otros. Saben cómo presionar y hacer doblar el brazo a algunos representa­ntes de la justicia en una ya desplegada demostraci­ón de desprecio a la división de poderes. Saben cómo manejarse con los medios en todos sus niveles. No muestran el más mínimo pudor a la hora de arrumbar en un pasillo a periodista­s «preguntone­s» y saben cómo tocar los palillos que les brinda esa imbatible arma llamada BOE. Sánchez ya está en la Moncloa gracias por primera vez a una investidur­a post electoral que se le resistía; dentro de unos días estará en el foro de Davos para hacer y decir lo que entienda que ahí se quiere escuchar. Lucirá su planta en la foto de rigor y hasta puede que a partir de ahí realice alguna visita oficial a una España amenazada por la «coalición del Apocalipsi­s». La legislatur­a no será indolora... pero tampoco será corta. Toda una prueba de resistenci­a.

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