UN AVANCE DEMASIADO LENTO
LosLos hechos demuestran que a los ciudadanos se nos contenta con poco. Especialmente si somos los valencianos. Podría decirse que los Gobiernos nos tienen tomada la media. Si no, cómo hay que tomarse la satisfacción que produjo el lunes el hecho de que el ferrocarril Valencia-Barcelona rebajase en media hora el tiempo de su recorrido cuando se trata de una estructura diseñada y prometida desde hace dos decenas de años.
Los 700 millones de euros que ha costado la obra ha eliminado el tramo de vía única en la variante de Vandellós. Es verdad. Como también es que, además del retraso en ejecutarla por parte de Gobiernos de distinto signo, no deberíamos de lanzar las campanas al vuelo por ese acortamiento cuando todavía el viaje dura 2,40 horas, demasiado para recorrer los algo más de 300 kilómetros en una época en la que se han construido líneas de AVE con menos necesidades y menos rentables que el corredor mediterráneo. Es cierto que se trata de un avance. Pero hay una gran diferencia entre aceptar «algo es algo» o no quedarse satisfecho por la discriminación. El Gobierno central, los Gobiernos centrales, dejan mucho que desear por lo que se refiere al trato dispensado a los valencianos. La autovía con Madrid se hizo, pero de la última. El AVE con la capital de España llegó, también después otros menos recomendables desde el punto de vista de número de viajeros y rentabilidad. Y ya vemos la lentitud que se demuestra con el corredor mediterráneo, a pesar de las recomendaciones de expertos sobre ello.
Lo dicho, sigamos acogiéndonos al «menos da una piedra». Así es la vida.