La subida del salario mínimo destruyó 45.000 empleos en 2019
EL BBVA ALERTA DEL PELIGRO DE REVERTIR LA REFORMA LABORAL Y LA DE LAS PENSIONES Los expertos económicos del banco dan una de cal y otra de arena. La economía volverá a desacelerarse en 2020 y solo crecerá un 1,6%, pero repuntará en 2021, cuando el PIB sub
Los expertos del BBVA van con pies de plomo y, en tiempos políticos cambiantes, dan una de cal y otra de arena. Presentaron ayer el informe Situación España, elaborado por BBVA Research, anteriormente conocido como Servicio de Estudios, que es uno de los centros de análisis y prospectiva económica más prestigiosos del país. Jorge Sicilia, economista jefe del BBVA, y Rafael Domenech, responsable de análisis económico de la entidad financiera, desgranaron ayer, con prudencia, ortodoxia y lenguaje económico –a veces algo críptico– sus valoraciones y previsiones sobre la situación económica española. «El banquero tiende a ser progubernamenal, es inevitable», decía el desaparecido José María Aguirre Gozalo, presidente de Banesto y líder de la banca española en los albores de la transición, el primero en introducir a Felipe González en los salones de la gran banca española.
El informe Situación España de BBVA Research, medido hasta el extremo, afirma en su página 27, que «la afiliación a la Seguridad Social en los colectivos con mayor cobertura del salario mínimo interprofesional (SMI) habría aumentado entre una y cuatro décimas más en 2019 en ausencia del incremento del SMI (hasta 45.000 cotizantes)». Todas las palabras están medidas al milímetro para que el párrafo y su significado se muevan en el terreno ambiguo que media entre la realidad y lo que, de forma institucional, la entidad está dispuesta a que se le atribuya. A partir de ahí, las interpretaciones son, por supuesto, libres. La traducción más simple al lenguaje popular afirmaría que lo que BBVA Research apunta significa que si el Gobierno de Sánchez no hubiera subido el salario mínimo a 900 euros, el año 2019 hubiera terminado con 45.000 cotizantes más a la Seguridad Social. Es decir, no se han destruido 45.000 empleos, pero, de alguna manera, han dejado de crearse.
Así de simple y también de complicado. Quizá por eso, los expertos del BBVA, advierte de que «un análisis detallado de los costes y beneficios de los cambios recientes en el sector de la vivienda y de los incrementos del SMI deberían guiar las actuaciones futuras». No llegan a decirlo de forma explícita, pero sí apuntan que subidas adicionales, poco medidas, del SMI, podrían ser contraproducentes para la economía española y, por eso, lo incluyen entre las incertidumbres futuras que detectan.
Los expertos de BBVA Research, que para unos ven la botella medio llena y para otros medio vacía, estiman que la economía española creció el 1.9% en 2019. Prevén que la desaceleración tocará fondo en 2020, cuando el PIB subirá un 1.6% y volverá a repuntar hasta el 1,9% en 2021. En líneas generales son optimistas, aunque con moderación y matices, sobre el futuro. No obstante, son conscientes de los problemas y calculan que el año que acaba de concluir habría cerrado con un déficit del 2,5% y prevén que, sin entrar a valorar las posibles nuevas medidas del Gobierno recién estrenado, en 2020 los números rojos de la economía española rondarían el 2,2%. En cualquier caso, desde el lenguaje académico –y con frecuencia edulcorado de los expertos–, afirman que «la evolución futura del crecimiento dependerá crucialmente de los distintos focos de incertidumbre y de las políticas que se implementen». En roman paladino, todo está al albur de la situación internacional y de lo que haga el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez. En circunstancias normales, los responsables de análisis y prospectiva del BBVA, atisban una tasa de paro del 12,5% de la población activa de promedio en 2020, que se redu
ciría al 12,2% en 2021, después de que la ocupación –que no hay que confundir con reducción neta del paro– aumentara en unas 650.000 personas entre el cuarto trimestre de 2019 y el cuarto trimestre de 2021, una cifra positiva, pero que como también indican, sería un 34% menos que en el bienio precedente, es decir, el comprendido entre el final de 2017 y 2019.
Los responsables de BBVA Research, departamento del que en su denominación anterior, Servicio de Estudios, fueron responsables el exministro de Zapatero Miguel Sebastián y el actual ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, pintan un panorama económico con luces y sombras, que admite interpretaciones tanto positivas como negativas o, por lo menos escépticas. En ese horizonte destacan la incertidumbre elevada ante «la ausencia de consenso que parece mantenerse sobre temas clave». Añaden que «los retos de la economía española se mantienen vigentes» y llaman la atención sobre el hecho de que el envejecimiento de la población «tensiona la sostenibilidad del sistema de pensiones en un contexto en el que la productividad muestra un estancamiento preocupante». Además, recalcan la importancia de «moderar el desempleo y el uso de contratos temporales». Interpretación: España, en el contexto de una mejoría económica mundial, puede aprovechar las ventajas que de haber realizado ajustes y los bajos tipos, pero no debe dormirse en los laureres.
Rafael Domenech explicó, en la presentación del informe, que no les corresponde a ellos –el BBVA– valorar ninguna posible subida de las impuestas, pero que sí han planteado la necesidad de «una consolidación fiscal» –equilibrio de gasto e ingresos públicos; reducción del déficit en definitiva– como algo ineludible. Recordó que existe una relación directa entre la reducción del paro y el aumento del PIB que podría compensar el déficit y, además, permitir más gasto. Además, insistió en la conveniencia de una estructura fiscal favorable a la inversión y a la creación de empleo, que se acercara a la del resto de los países europeos lo que significa –lo apuntó, pero eludió detalles– mayor imposición indirecta y medioambiental. «La presión fiscal –precisó– es más sostenible donde hay más eficiencia en las Administraciones Públicas». En España lo son la Sanidad y la Agencia Tributaria. Otras lo son menos. La botella medio vacía o medio vacía. Los bancos tienden a ser progubernatales.