«Jojo Rabitt», con seis nominaciones a los Oscar, se ríe del nazismo a través de un niño cuyo amigo invisible es Hitler
El 20 de abril de 1945 cumplió Hitler 56 años. Su última fotografía al aire libre le muestra en el jardín de la Cancillería condecorando a niños de las Juventudes Hitlerianas distinguidos en los primeros choques de la batalla del Oder contra los soviéticos; incluso acarició a alguno de los más pequeños. En la inmensa colección fotográfica que de él se conserva aparece centenares de veces rodeado de niños, recibiendo a niños, saludando a niños si se los encontraba de paseo o si le esperaban al borde de la carretera alpina hacia Obersalzberg para verle pasar en su coche… Tras la victoria sobre Polonia, pasó las fiestas de Navidad en los Alpes y sugirió a su amante Eva Braun que invitara a Göbbels, Bormann y Speer, con sus
esposas e hijos, «pues adoraba las gracias de los niños» y aquellas alegres fiestas los colmó de atenciones y regalos. Un jardinero de la Cancillería opinaba en 1939 que el Führer era «un hombre sincero y hogareño... Ama a los niños y a los perros». Con los que más disfrutó fue con los Göbbels, con los que pasó varias Navidades durante la guerra presentándose en su casa cargado de regalos. Los niños de Göbbels también le visitaban en sus cumpleaños, obsequiándole con sus manualidades, como ocurrió, incluso, el último cumpleaños de 1945. Sin embargo Hitler no tuvo hijos, al menos que se sepa. Cuando Eva Braun le sugirió que tuvieran hijos él se negó: «¡Nada de niños, nada de nacimientos clandestinos o ilegítimos».