Quid pro quo
Dirección y guión: Nicolas Pariser. Intérpretes: Fabrice Luchini, Anaïs Demoustier, Nora Hamzawi y Léonie Simaga. Francia, 2019. Duración: 105 minutos. Drama.
«Si hubiera una nación de dioses, estos se gobernarían democráticamente, pero un gobierno tan perfecto no es adecuado para los hombres». Lo decía Rousseau, la primera de las lecturas que Alice le recomienda al alcalde de Lyon para mejorar en materia de modestia. La suya es una relación que este crítico solo puede imaginar en Francia, ese país donde un político es capaz de contratar a una joven filósofa para que le aporte ideas, no importa ni cuáles ni sobre qué tema. El cargo de Alice es tan vago y flexible como su horario, aunque, poco a poco, se haga imprescindible en reuniones, comidas y comisiones varias. Nicolas Parisier quiere retratar el círculo de poder municipal como una pequeña feria de vanidades a partir del punto de vista externo de una mirada casi alienígena, que conecta con la inteligencia del alcalde –quién mejor que Fabrice Luchini para aportarle una mezcla de prepotencia y
LO MEJOR La química entre Fabrice Luchini y Anaïs Demoustier, así como el coqueteo intelectual de sus diálogos
LO PEOR Que el enjambre de secundarios que rodea a los protagonistas tiene poca entidad dramática
vulnerabilidad– mientras se aísla de las sutiles envidias de sus más estrechos colaboradores. Las escenas entre Alice (sensible Anaïs Demoustier) y Paul Theraneau son lo mejor del filme: en ellas no solo se debate la necesidad de una regeneración intelectual de la izquierda sino que se brinda por el reconocimiento mutuo de dos soledades. Podría ser una preciosa obra de teatro sino fuera porque Parisier pierde demasiado tiempo con personajes secundarios que no vienen al caso –pienso en la novia del ex de Alice, una artista que, obsesionada por el apocalipsis, es más ridícula que profética–, que revolotean alrededor de la pareja intentando que desviemos la atención de su amor platónico, y que desvían el tono de la película, que no es ni comedia ni melodrama sino todo lo contrario.