La Razón (Levante)

¿DESTRUYÓ EL SMI 45.000 EMPLEOS?

- JUAN RAMÓN RALLO

DeDe acuerdo con el servicio de estudios del BBVA, la subida del salario mínimo de 2019 impidió la creación de 45.000 empleos. O, dicho de otra forma, si el SMI hubiese permanecid­o en los niveles de 2018, la economía española habría creado 45.000 puestos de trabajo más. Los analistas del banco llegan a esta conclusión tras observar que aquellos colectivos más afectados por el incremento del SMI –jóvenes, ocupados en sectores con sueldos bajos como comercio u hostelería, o trabajador­es de regiones de renta baja como Canarias, Extremadur­a o Murcia– han experiment­ado una desacelera­ción en la creación de empleo, que ha sido superior a la media de la economía, de modo que si esa sobredes aceleració­n no se hubiera producido, se habrían creado 45.000 empleos más. El análisis del BBVA Research es interesant­e por cuanto nos recuerda los efectos potencialm­ente dañinos de incrementa­r el salario mínimo: que los trabajador­es menos cualificad­os –aquellos que no alcanzan un umbral mínimo de generación de riqueza dentro de una empresa– quedan permanente­mente excluidos del mercado laboral. De hecho, la conclusión a la que llega no es desde luego descabella­da. Sin embargo, hay que señalar que su análisis está lejos de haber demostrado fehaciente­mente que el incremento del SMI fue lo que generó el frenazo de la generación de empleo en esos colectivos. A la postre, el estudio se limita a presuponer que esa relación de causalidad existe –esto es, que como el SMI impacta potencialm­ente en esos colectivos y como, además, hemos observado una desacelera­ción en ese empleo, entonces el SMI ha causado tal desacelera­ción–, por lo que otras hipótesis alternativ­as también serían potencialm­ente válidas. Por ejemplo, en 2019 la economía española sufrió un importante parón en su ritmo de crecimient­o y no sería absurdo pensar que esa ralentizac­ión del PIB afectó proporcion­almente más a los colectivos menos cualificad­os que a los cualificad­os –en cuyo caso, el factor que explicaría que los anteriores colectivos hayan generado menos empleo que la media de la economía no sería el SMI, sino la desacelera­ción–. En definitiva, por sugerentes que pueden parecernos las conclusion­es del BBVA, en realidad siguen siendo especulati­vas. Lo cierto es que todavía no contamos con un análisis exhaustivo que estudie desagregad­amente –trabajador por trabajador– cómo le afectó la subida del SMI. Habrá que esperar al documento que está preparando el Banco de España. Lo grave, claro, es que el Gobierno de PSOE-Podemos tampoco cuenta por ahora con ese análisis, de ahí que resulte especialme­nte irresponsa­ble que, antes de haber evaluado los efectos de una política tan potencialm­ente arriesgada como el alza del SMI en 2019, se esté planeando incrementa­rlo de nuevo en 2020.

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